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26.04.2018 Críticas  
Una noche oscura y densa

Acoge el Teatro Galileo la primera puesta en escena del proyecto internacional “Mujeres Malditas”, una iniciativa que acerca la literatura a la danza. Un grupo de mujeres de diferentes nacionalidades que inspiradas por textos literarios crearan escenas que evocan relatos míticos, pasando de Frankenstein a Drácula. Una peculiar y complicada propuesta.

Juntar un grupo de mujeres de diferentes nacionalidades, técnicas y sensibilidades para ejecutar este peculiar proyecto me parece una tarea titánica. El nutrido grupo de artistas se entrega con fuerza a un espectáculo que desconcierta al espectador. Una docena larga de secuencias, con sus escenas, que pretenden contar el despertar del movimiento feminista. Tomando como base obras victorianas de Mary Shelley, Bram Stoker, etc; recreando el despertar de Frankenstein, la transformación de las victimas del Conde Drácula, la metamorfosis que sufre cualquier lector ante una obra maestra. Todo eso apoyado con música original del violinista Héctor Varela, proyecciones y sonidos en bucle. La dirección corre a cargo de Myriam Soler y Cristiane Azem.

Es un espectáculo inclasificable, seguir el hilo de la argumentación o del motivo, de la intención, es harto difícil, al no seguir una mínima lógica. Cuesta entender el nacimiento de ciertos movimientos sociales, las leyendas no ayudan a comprender el desarrollo. Una duración excesiva lastra todo el montaje. Se impone un trabajo de síntesis y reestructuración del espectáculo, para que este luzca bastante más.

Encomiable es el esfuerzo, y la belleza de algunos momentos grupales, pero la falta de desarrollo argumental pesa en el conjunto. Ahora bien, tal y como afirmaba al principio de este comentario, el esfuerzo me parece titánico y loable, si bien una vuelta a todo el conjunto le vendría bien. Hacer referencias más claras a lo que se quiere contar, o reivindicar, o simplemente exponer, para que el público no divague y se pierda en un mar de escenas que sufren de desconexión.

No por ello no dejan de haber momentos de belleza, que se deberían condensar para que el espectáculo no bajara de intensidad. Un espectáculo llamado Night (noche) y que evoca oscuridad y densidad, pero que no termina de profundizar en la intención de lo que quiere contar.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau

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