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06.04.2018 Nacional  
Una Medea visceral e inalcanzable

Medea se estrena en el Teatre Lliure de Montjuïc. Del 11 de abril al 12 de mayo podemos ver en la sala Fabià Puigserver la versión que Alberto Conejero y Lluís Pasqual han realizado a partir de Eurípides y Séneca. Emma Vilarasau encarna al trágico personaje en un montaje que surge, entre otras cosas, de la necesidad de explicar la violencia que nos rodea en la actualidad.

El reparto de Medea lo completan Andreu Benito (Creonte), Roger Coma (Jasón), Joan Sureda (preceptor) y los niños Adrià Campos, Pau Trujillo, Joan Farssac y Guim Luque, que se alternarán como los hijos de la protagonista. La escenografía y vestuario corren a cargo de Alejandro Andújar, la caracterización de Eva Fernández, la iluminación de Pascal Mérat, el sonido de Roc Mateu, el vídeo de Carles Tamayo y el sonido de Dani Espasa.

Pasqual, también director de la propuesta, ha recordado que Medea nace de un encargo político y evoca un mito anterior a Eurípides. Una obra de propaganda que Corinto encargo al autor. Curiosamente, entre las numerosas mujeres malvadas que pueblan el “Infierno” de Dante no aparece la protagonista titular y si Jasón. Un acto que el director ha calificado como “justicia poética”. Ha considerado que Eurípides sería la excepción de un teatro clásico “que nos queda muy lejos”.

¿Por qué así? Pasqual ha explicado que así se hacía en la época clásica, aunque todos los papeles eran interpretados por hombres. Las intervenciones más numerosas eran las del coro (el juicio crítico), el elemento que según el director es el que más ha envejecido del teatro. Los últimos reductos los encontramos en la lírica del siglo XIX. “Los griegos iban a empaparse y a aprender, nosotros vamos a descubrirnos a nosotros mismos. Como espectadores (los griegos) no se planteaban ir más allá”. En el montaje que veremos el coro ha quedado reducido a unas citas que dirán los mensajeros (también interpretados por Benito y Coma). Medea no se desdoblará en ningún otro personaje ya que no desaparecerá de escena en ningún momento.

“¿Qué significa para nosotros hacer Medea?”, se ha preguntado el director. “Lo mismo que signifique para el público”. También ha asegurado “tener a la actriz”. Hasta ahora Vilarasau no se había querido enfrentar al personaje por su bestialidad. A su vez, Pasqual no había querido repetir el título (lo dirigió en 1981 en el Teatre Grec con Núria Espert como protagonista). “Pero, ¿contigo?”, han coincidido ambos. Como decíamos, una Medea que no marchará del escenario en ningún momento, desde el inicio en que pide ayuda hasta que asciende al cielo, transitando de un lugar a otro. Para ello, Alejandro Andújar ha creado un espacio escénico “precioso” y un vestuario “sorprendente”. “Como si no estuvieran”, ha dicho Pasqual.

De este modo se ha querido abandonar la pedagogía del teatro clásico y su interpretación impostada, prácticamente cantada. “Lo más difícil es el tono, ya que con el paso del tiempo a los actores se les ha pedido que pasen de la retórica a la interpretación verosímil o creíble (que no quiere decir naturalista”. Pasqual ha explicado que han mantenido un lenguaje de cierta altura y no cotidiano pero que no resulta lejano. En cuanto al espacio, “hemos pretendido eliminar el teatro, al contrario que cuando hicimos De Filippo”.

Vilarasau ha descrito al personaje con todo lujo de detalles tras mostrar su felicidad tras los dos meses de trabajo previo al estreno. “No es una loca”. Para la actriz, nos encontramos con un personaje inalcanzable. La otra, la extranjera, la diferente y la que despierta el miedo hacia lo desconocido. Víctima y verdugo. Un personaje en constante desequilibrio mientras dura la obra y que en cuestión de minutos toma decisiones muy extremas. El conflicto va mucho más allá “que una discusión matrimonial y contiene un gran sentimiento trágico”. Una mujer celosa y humillada. “La inmensidad del sentimiento necesita un espacio grande ya que el dolor aparta en bloque al resto de sentimientos”. “Comparar a Medea con una persona de talla humana es hacerla pequeña”, ha concluido

Para Coma se ha trabajado el material desde la intuición y no desde la conciencia, en mitad de un espacio inhóspito. Pasqual ha añadido que “el mundo ha explotado” y que vivimos rodeados de las más absoluta irracionalidad. Quizá por eso, la coincidencia de distintas tragedias en nuestra parrilla teatral, porque “necesitamos explicarnos la violencia”. Ha finalizado explicando que hay fuerte presencia del video pero pocas imágenes y que su finalidad no es espacial. Hay evocaciones de la Medea de Pasolini y Lars Von Trier y fragmentos de canciones de Jeff Buckley, Radiohead, Metallica, Nirvana o Purcell.

Medea se puede ver en la sala Fabià Puigserver del 11 de abril al 12 de mayo. El horario de las funciones será de martes a viernes a las 20:30h, los sábados a las 19h y los domingos a las 18h. Puedes conseguir tus entradas en la web del Teatre Lliure.

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