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29.03.2018 Críticas  
Oda a la locura de crear

El comienzo de temporada del Kamikaze está rozando lo épico: tras la reposición de «Todo el Tiempo del Mundo» de Messiez, y las «Escenas de Caza» de Alberto Velasco, este El Tratamiento de Pablo Remón, completa este trio de ases que solo hace augurar que el Full o un Póker está ya al caer, haciendo brillar la cartelera de la capital madrileña.

Un guionista esperando la inspiración divina que le haga concebir esa obra que le sacará del hastío y las clases de guión a estudiantes fuertemente influenciados por la fiebre zombi y las distopías postapocalipticas, se ve inmerso en el loco camino que comienza a emprender El Tratamiento de «no es otra película sobre la Guerra Civil» que un director de éxito en Sundance le ha comenzado a mover. Lo que ocurrirá con su obra, y con su vida a partir de ese momento, es algo que no se esperaba.

Tras el gran éxito a todos los niveles que ha supuesto para Pablo Remón su montaje «40 años de paz», y las dos anteriores obras que pergeñó su compañía La_Abducción, este año una obra suya, «No sé decir adiós» cosechó tres nominaciones y un premio Goya, y queda pendiente de estreno en los teatro del Canal un nuevo proyecto en dos meses. La consagración como un grande e imprescindible de la escena del païs parece que va a ocurrir este mismo año 2018, y es mas que merecido ya que somos muchos los fanáticos de su trabajo que nos lanzamos a la compra de entradas con el único aval de su apellido.

El Tratamiento es una divertidísima comedia que va a saber a muy poco en las semanas que está programada, pues el lleno absoluto y los aficionados que no han estado espabilados, se van a perder toda una oportunidade de partirse el pecho a carcajadas, con el único mal que como ya tuiteó el gurú y referente de la crītica actual, JL Romo, «lo único malo es que algunas de las carcajadas tapan sus enormes diálogos». La agilidad de Remón para meter punch lines, y enlazar tan magistralmente las diferentes escenas, que son sobresalientes gags una tras otra, es envidiable, y hará que, precisamente, eso mismo de lo que habla este texto, sobre la crisis creativa en la que ya parece que está todo dicho, todas las historias contadas, y cualquier nueva forma narrativa ya ha sido usada con anterioridad, todo aquel espectador con inquietud creativa vea que es muy difícil conseguir que toda una platea funcione a la unísona risa; es comunión cómica lo que produce Pablo Remón en el Kamikaze, y mas de uno se frustrará como el protagonista porque se vea incapaz de conseguir este casi imposible.

Todo son puntos fuertes en este El Tratamiento pero la dirección de los cinco personajes, sea cual sea el personaje que les toque interpretar, es sobresaliente, y de una compenetración feroz. Francesco Carril como protagonista absoluto, en un código que le viene como anillo al dedo, pero que no ensombrece en ningún aspecto las intervenciones de Ana Alonso, Emilio Tomé, Bárbara Lennie, y Francisco Reyes, que vuelve a brillar en todas sus intervenciones, como ya lo hizo en «40 días (…)», al que ya casi consideraba perdido tras verle tan mal dirigido en ese esperpento que fue «La Autora de las Meninas». Loable dirección, loable interpretación, y loable escenografía de la omnipresente Mónica Borromello, que junto al dotadísimo Alessio Meloni, parece que estén participando en una maratón escenográfica patria: bravo.

Es muy facil reseñar maravillas como esta que trato, y poco más debo añadir sin caer en la reiteración. Solo me queda esperar que prorroguen, o vuelvan muy pronto, o alguien acometa la idea de dirigir esa película que Remón describe. El que avisa no es traidor, y los sold outs are coming. Gracias Pablo por dedicarte a esto. Gracias Kamikaze por programar tan bonito.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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