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21.03.2018 Críticas  
Reinventando la música

Pagagnini es un espectáculo que la compañía teatral Yllana coproduce junto a Ara Malikian y que, después de más de diez años de trayectoria, regresa al Teatro Arlequín Gran Vía de Madrid para reunir música clásica y humor en un mismo plano.

Yllana pone sobre el escenario a un cuarteto de grandes músicos –tres violinistas y un violonchelista- que repasan grandes obras de la música clásica y las fusionan con el característico ingenio de esta compañía de humor gestual.

Eduardo Ortega, Thomas Potiron, Fernando Clemente y Gueorgui Fourdnajev nos muestran composiciones de grandes genios como Mozart, Manuel de Falla, Bizet, Paganini… pero también se acercan a estilos más contemporáneos convirtiendo el violín o el violonchelo en guitarras o instrumentos de percusión que desposeen a la música clásica de la seriedad con la que siempre se le ha caracterizado. Cuestión que también logran gracias a la constante interacción con el público y a la divertida ruptura de la cuarta pared, dirigiéndose al público de todas las edades e incluso solicitando su participación en algún que otro momento.

Admiro, además de la brillante interpretación musical y el ingenioso humor que caracteriza los gags que se van sucediendo, la capacidad interpretativa y la expresividad de estos cuatro artistas que no se limitan a tocar sus respectivos instrumentos, sino que acompañan con gestos y movimientos lo que va sucediendo sobre las tablas. ¡Cuánta energía demuestran! No dejan de saltar ni de moverse por todo el escenario, demostrándonos que la música clásica puede representarse de mil maneras diferentes.

En la mayoría de los gags no necesitan más compañía que la de sus preciados instrumentos, pero en otras ocasiones hacen uso de cuatro sillas que componen la sobria escenografía de Pagagnini. Eso sí, ellos siempre vestidos con un frac dispuestos a sorprendernos y el público siempre dispuesto a aplaudir. ¡No es para menos! También quiero destacar la iluminación que nos ayuda a seguir el espectáculo durante esa hora y media en la que no hay ningún respiro pero sabe a poco porque pasa en un abrir y cerrar de ojos.

Sumar música y humor de la mano de grandes artistas sólo puede dar origen a uno de los espectáculos más brillantes de la cartelera actual y del que puede disfrutar el público de todas las edades. Y no digo nada más, que es más divertido si se sabe poco.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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