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06.03.2018 Críticas  
Madrid, más marchosa que nunca

El musical sobre la vida de cuatro animales del zoo de Central Park, Madagascar, llega al Teatro de la Luz Philips Gran Vía de Madrid derrochando creatividad para toda la familia gracias a la dirección de Matteo Gastaldo.

Madagascar, basado en la película de animación de Dreamworks, narra una historia que comienza en el zoológico de Central Park de Nueva York donde viven Alex -un león-, Marty -una cebra-, Gloria -un hipopótamo- y Melman -una jirafa-.

Un día varios pingüinos intentan escapar y Marty, que siempre ha vivido en cautividad, comienza a imaginar cómo es el mundo más allá de los muros entre los que vive y también decide marcharse en secreto. Pero sus amigos van en su búsqueda para llevarlo de vuelta el zoológico.

Así comienza la aventura musical que sigue fielmente el argumento de la película; eso sí, añadiendo 16 canciones originales que acompañan en todo momento este verdadero himno a la amistad. La única canción del filme ‘Yo quiero marcha, marcha’ es un regalo festivo para todo el patio de butacas y una gran sorpresa para los más pequeños que no dejan de dar palmas mientras los animales bailan y cantan sobre el escenario.

Para recrear a estos personajes los actores pasan por un impresionante proceso de caracterización, siendo la cresta de este gran trabajo el personaje de Merman: unos zancos de más de 40 centímetros, 1´97 de actor y más de un metro de prótesis de cuello y cabeza de jirafa. Brillante trabajo el que realiza Pablo Serna sobre el escenario para batallar con semejante caracterización. Imagino que a base de multitud ensayos todos los personajes han acabado haciendo suyos los elementos con los que aparecen en la función. ¡Qué gran trabajo! Por otro lado cabe mencionar las maravillosas y acertadas voces de todo el reparto, destacando la potencia vocal de Amynata Sow -Gloria-.

La escenografía se compone de grandes elementos que utilizan en varios momentos para subirse a ellos y que recrean diferentes ambientes. Para ello también usan pantallas gigantes que reproducen la Isla de Madagascar, el zoo, la estación de tren de Central Park… Perfecto trabajo de iluminación que nos envuelve y nos transporta a todos esos lugares.

He acudido a este mismo teatro – Teatro de la Luz Philips Gran Vía – en otras ocasiones en las que el sonido era excesivamente alto y semejante volumen influía en la dicción de los artistas pero, menos mal, en esta ocasión han conseguido el equilibrio entre música y voces.

En definitiva, estamos frente a una aventura que conecta con toda la familia a través de canciones pegadizas y buenas actuaciones. Una fiesta en el teatro.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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