Pararse a pensar sobre los límites del querer, el desear, o el adorar es lo que la compañía Viviseccionados nos propone con Fauces, un montaje dividido en una serie de escenas que nos introducen en el mundo de los sentimientos de una serie de personajes, con el elemento en común de la búsqueda del dónde termina el propio ser y comienza el otro.
El honor de ser elegido por alguien para morir por su causa, el haber sentido el mordisco del desamor y plantearse si querer vale la pena, si enamorarse nos hace ser mejores personas, si ser el objeto de devoción de una masa te convierte en un ser lleno de virtudes pese a los mil defectos que ellos no ven; la gesta y el legado de asesinos movidos por motivaciones políticas, el odio racial, o la simple curiosidad científica… Fauces es todo un festival de temas susceptibles de tratarse por separado, pero los Viviseccionados, comandados en este caso por Jose Andrés López, han decidido preparar un menú a base de exquisitos entremeses que dejan un agradable sabor a dulce victoria por lo novedoso de la propuesta y el formato planteado.
Las afiladas Fauces de Carlos Gorbe, Román Méndez de Hevia, y del propio autor y director del proyecto, José Andrés López, hacen gozar al público por el empaque que le han dado a todo este montaje, cuyas escenas van ganando en potencia, y aunque tras unos primeros minutos de estupefacción tras el monólogo introductorio, una vez que queda claro el juego que nos proponen, la audiencia ya está en su bolsillo. La hilaridad y lo reconocible de esa conversación entre amigos sobre el amor y el sentirse querido, junto con el uso de las terapias alternativas para el tratamiento de estas dolencias del alma, exuda una genialidad que no veía en escena, de manos de una compañía tan joven, desde el ‘Yogur Piano’ de Gon Ramos.
La cuidadísima escenografía, ejemplo de que menos es más, y la química entre los intérpretes y María al violín, convierten a Fauces y su equipo en un ejemplo de hacia dónde avanza la dramaturgia contemporánea, sin grandes alardes ni residencias artísticas en denostados espacios públicos. Nave 73 lleva dando una oportunidad a proyectos transversales y propuestas arriesgadas e interesantes desde su inauguración, sin necesidad de haber establecido un decálogo con lo que tiene y no cabida en su espacio. Poder disfrutar de teatro de texto, espectáculos de danza, interesantes reinterpretaciones de clásicos como el ‘Lo(r)ca’ que actualmente tienen programado, o este proyecto que nos ocupa, hacen que la labor del Off cobre sentido y experimentos de este calado, sin grandes nombres (por el momento), que por eso mismo no tienen cabida en teatros estatales, formen el futuro del teatro en España.
Viviseccionados son una compañía a seguir, y Fauces un espectáculo del que disfrutar.
Crítica realizada por Ismael Lomana