Durante el mes de febrero y marzo puedes ser testigo de cómo tres delincuentes, revólver en mano, irrumpen en el Teatro Alfil de Madrid tomando al público como rehén en Bang Bang! Y somos historia. Un texto escrito por Martín Gervasoni –también encargado de la dirección- y Wilfredo Van Broock.
Bang Bang! Y somos historia presenta la historia de tres hermanos que irrumpen en el céntrico teatro madrileño, tomando al público como rehén, mientras narran los motivos por los que están llevando a cabo dicha acción. El lugar escogido para la representación da muchísimo juego a la hora de buscar la complicidad del público y adentrar en la historia a todas las personas allí presentes, porque los espectadores se encuentran rodeados de mesas y sillas mientras beben su refresco favorito.
La distribución de la sala es idónea para dar lugar a una divertida ruptura de la cuarta pared pero simplemente se queda en el comienzo de una ingeniosa puesta en escena que con el paso de los minutos se va convirtiendo en una historia con un argumento demasiado simple, guiado por un texto nada sustancioso y con diálogos poco ingeniosos llenos de estereotipos y groserías que acaban llevando la trama a multitud de situaciones caóticas que arrancan alguna que otra carcajada el público allí presente.
Leo Rivera, Raúl Cano, Diego Molero, Martín Gervasoni y Ramón Merlo están correctos en todo momento sin dejar de caer en el humor fácil una y otra vez. Uno de los personajes cuyo papel es menor, únicamente aparece para aportar chistes gastados junto a otro personaje, conocido y asiduo al humor machista, quien empeora aun más lo que ya va por mal camino. Todo ello, eso sí, acompañado por un buen trabajo de iluminación que crea diversos ambientes y una casi ausente escenografía –una única silla- que pasa desapercibida y no se echa en falta en ningún momento.
Bang Bang! Y somos historia es una obra dirigida a un público que disfruta del humor sencillo y gastado.
Crítica realizada por Patricia Moreno
