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22.12.2017 Nacional  
Double Bach se presenta en el Corral de comedias de Madrid

Double Bach, un lienzo en blanco donde la música, el movimiento y la luz (o su ausencia) evocan fragilidad, profundidad y desequilibrio. Una función donde la música de Bach se transfiere mágicamente de un contrabajo a la fragilidad de la danza contemporánea.

Double Bach es un proyecto de colaboración entre el músico Pablo Martín Caminero, del que surge la original idea de adaptar las Suites para violonchelo No 1 y 2 de J. S. Bach al contrabajo, acoplando tanto la tonalidad como la técnica (pizzicato en lugar de arco) y el coreógrafo Antonio Ruz. Con la danza de la bailarina Melania Olcina, la obra propone un espacio interior e íntimo en el que los intérpretes comparten y dialogan desde un estado de no-pensamiento y de vacío; una soledad acompañada, un desierto-océano, un lienzo en blanco donde la música, el movimiento y la luz (o su ausencia) evocan fragilidad, profundidad y desequilibrio. El retorno a la sencillez.

Según Pablo M. Caminero: “Todo empezó tonteando con la primera Suite de Bach. Qué bonito esto para tocarlo en casa tranquilo, y ya puestos, en pizzicato… Estando presente en la escena de la música barroca y en la del jazz me resultaba natural tocar Bach en pizzicato, y empecé a tratar de llevar la expresividad del pizzicato más y más lejos… La primera Suite ya estaba memorizaba y parecía funcionar, así que reuní a unos amigos en casa para que la escucharan, y repetí en concierto varias veces en varias casas. Había que empezar con la segunda Suite. Memorizar y tocar dos Suites de Bach es una cuestión de tiempo, de repetición. Y de afición. Después de un tiempo el cuerpo memoriza los movimientos, encuentra las digitaciones. Como todo, es una cuestión de entrenamiento. Pero, ¿y la mente?, la mente que se mete en todo, de todo opina, siempre parece tener algo que pensar… Quizás sea la dimensión mental el gran aprendizaje, aprender a que no opine, a que no piense, a que observe el fluir… Y de alguna manera siempre pensaba en que son danzas, y las danzas se bailan. Casi como una fantasía podía sentir otro fluir en mi mente, el del movimiento. Y un día apareció Antonio… y Tamako”.

En palabras de Antonio Ruz: “Nunca un proyecto de encargo me ha inspirado tanto como este. Desde el momento en que Pablo me llamó, sin conocernos de nada, y me habló de su interés por llevar a cabo esta idea, me contó de donde nacía y lo importante que era para él este reto incluso a nivel vital, entendí que tenía ante mí el regalo de un artísta muy especial y aunque sintiese cierta aprensión, la emoción pudo con todo y supe que debía aceptarlo. Las Suites para Violonchelo de Bach han sido usadas por cientos de coreógrafos en la historia de la danza, siempre han estado ahí, me han perseguido, son piezas fetiche que me acompañan desde hace años y que también me habían inspirado para usarlas en alguna creación pero esta peculiar manera de interpretarlas fue lo que verdaderamente me sedujo; hay una mezcla de fragilidad y crudeza en el sonido, una fisicidad animal y casi coreográfica en la interpretación de Pablo, también algo de misticismo en su expresión. Comencé a imaginar la coreografía e inmediatamente pensé en Tamako, visualicé su danza, su singular pureza, su madurez escénica y mis ganas de volver a colaborar con ella, sentí que era perfecta para el proyecto… lo demás, será todo fluir”.

No te pierdas Double Bach en el Corral de comedias de Madrid el 22 y 23 de diciembre. Entradas ya a la venta.

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