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21.11.2017 Música  
Digi_Lab by Mutek entra fuerte en su segunda edición

Mutek se prepara para dar comienzo a su octava edición. El año pasado dio inicio una serie de eventos bajo el nombre Digi_Lab y, tras su éxito, no han dudado en regalarnos otra cadena de laboratorios digitales.

Son muchos los festivales que se suman del lado de la tecnología centrándose en su fusión con el arte, sin embargo Mutek ha decidido coger de la mano a la innovación y plasmarla en una sala reducida con la oportunidad de ver de cerca y entender lo que ocurre en estos shows que se nos dan en gran formato en un festival en sí.

¿Qué mejor manera de comenzar los Digi_Lab que con un show de robótica y sonido? dos conceptos casi incompatibles; piezas de robot, ordenadores, muelles… transformados en parte de una obra musical. Así describimos el show que se llevó a cabo el pasado sábado de la mano de Moritz Simon Geist, más conocido como Sonic Robots. Los proyectos de Geist van desde representaciones de música al cargo de robots hasta instalaciones de sonido robóticas de mayores dimensiones. Sus instrumentos y performances robóticos se han exhibido en numerosos festivales y exhibiciones europeas durante los últimos años. Colabora con artistas como Mouse on Mars o Tyondai Braxton, y da clases sobre el progreso de la tecnología y la sociedad en la Universidad de NY.

Tripods One fue la obra presentada para este primer laboratorio que nos trae Mutek. Al entrar a Mazda Space nos encontramos con los maravillosos coches que tienen en exposición y, poco a poco, atraídos por la luz, llegamos a la instalación que robó los ojos de todo el público para ver las piezas diminutas que se veían desde el fondo de la sala: 5 trípodes que sostenían una plataforma cada uno en la que vemos distintas partes de mecanismos como muelles, aguja de vinilo o disqueteras. Solo verlo nos hizo preguntarnos qué sería lo que nos preparaba Sonic Robots.

El show comenzó con un techno suave, experimental y de lo más minimalista. Sin rodeos, las diminutas máquinas comenzaron a sonar empezando por el bombo y suaves “clics” que las disqueteras deslizaban sobre los ritmos. Geist, demostró, desde los primeros minutos del show, lo versátil que esta instalación puede resultar a pesar de que la máquina esté preprogramada a reproducir estas obras, pues tocando las piezas podía variar ligeramente el espíritu del tema. A través de su ordenador y su controladora controlaba no solo la máquina creada, sino que iba improvisando sobre el ritmo que ésta producía dándole dinamismo a la obra.

En un mundo en el que destacan los visuales tuvimos momentos de misterio con un fondo totalmente negro para ser envueltos del enigma de la máquina y sus mecanismos, sin embargo, se hizo la luz al proyectarnos imágenes captadas por las minicámaras que sostenían los mecanismos de la instalación. Con toda la atención del público centrada, la música fue variando entre la experimentación del techno más minimalista al hardcore electrónico más experimental, una linea muy fácil del cruzar a el que los oídos no están muy habituados. La evolución fue sin más sorprendente, pues supo construir una perfecta linea entre el comienzo y el final del show interactuando con objetos tales como una batidora o un vaso metálico de cafetera a la vez que ir sumando groove a sus sonidos. La actuación terminó con gente del público bailando al final de la sala.

Esta primera degustación que Mutek ha dejado claro que está al nivel de lo que quiere expresar y nos muestra que este año promete. Estamos sin noticias de los próximos DIGI LAB pero, como siempre, estaremos atentos a las próximas propuestas de Mutek.

Crónica realizada por Nina Delgado

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