novedades
 SEARCH   
 
 

12.11.2017 Críticas  
Hipnótica aproximación a la profecía de Duras

El Teatre Akadèmia nos invita a disfrutar de un texto de Marguerite Duras. Yes, Potser (“Yes, peut-être”) fue dirigido por la misma autora justo antes del estallido de Mayo del 68. Ya entonces, lo premonitorio de todo el conjunto supuso un fuerte impacto. A día de hoy, la premonición se torna profecía y del extrañamiento del texto se origina una propuesta bizarra.

Se incluye esta pieza dentro de la trilogía cómica del lenguaje dramático de la autora, junto a “Le Shaga” y “Les Eaux et Forêts”. La difícil tarea a la que se ha enfrentado Albert Tola a la hora de traducir el texto se ha saldado con éxito. Manteniendo lo aséptico de las réplicas, ha sabido captar el tono y transmitir el sentido irónico y el pulso sarcástico de Duras. Esto ha apoyado esencialmente a la dramaturgia y dirección de Andrea Segura, que ha apostado por un tono hiperrealista para mostrar los resultados apocalípticos tras una guerra nuclear.

Lo más arriesgado de la propuesta (y probablemente su mayor triunfo) sea esa localización en un no-espacio y un no-tiempo a lo “Mad Max”. El espacio escénico de Roger Orra consigue con aparente sencillez que nos traslademos milagrosamente a ese contexto tan difícil de escenificar. Una arena muy bien situada sobre la que trabajarán los intérpretes y que él mismo ha iluminado a las mil maravillas junto a Andrea Segura. Imprescindible también el espacio sonoro de Raquel Tomàs y Jordi Pascual. Tanto los efectos sonoros como lumínicos logran ese hiperrealismo que comentábamos, integrándose de manera orgánica gracias al trabajo físico de los intérpretes.

La aproximación de Alícia González Laá, Anna Casas y Txabi Grass es impresionante. Su movimiento escénico es una proeza de memoria física. Sus gestos, la interacción entre ellos y su actitud de estupefacción constante se trasmiten tanto al decir el texto como a través de una fisicidad, que es seña de identidad de Yes, Potser. Su adecuación espacio-temporal con los efectos sonoros y de iluminación es increíble. Y su trabajo con las máscaras también. Mostrando y ocultando. El caso de González es especialmente relevante, ya que consigue una cadencia vocal que sabe cuándo reiterar y cuando modificar su dicción. Un acercamiento muy adecuado para mostrar la incompetencia emocional que mostramos en algunos momentos cuando el problema de base es la crisis de la palabra.

Y mención especial para el vestuario de Agatha Cape. Las piezas de ropa son un acierto, tanto por su confección como por el tono cromático elegido. Y las máscaras son realmente espeluznantes. El efecto sonoro cuando se habla o respira tras ellas, así como su integración con la arena que lo domina todo, apoya no sólo a la interpretación sino a unificar todos las premisas escénicas descritas hasta ahora.

Segura ha sabido cómo evidenciar tanto la atemporalidad del texto como su brutal vigencia a día de hoy. Ha conseguido mover todos los hilos para que sigan una misma dirección y por ello sorprende la decisión de acercar a nuestro contexto territorial más inmediato dos momentos de la función. Con todo el trabajo de acercamiento al texto original, la reflexión ya quedaba más que iniciada y propiciada. Escuchar los cánticos o himnos populares, sin embargo, provoca una efecto muy curioso e impactante. Algo que casa muy bien con la idea de lo que se nos enseña y transmite desde pequeños.

Todo en esta producción de Yes, Potser se ha cuidado hasta el mínimo nivel de detalle. Espacio escénico, dramaturgia y dirección, interpretación, espacio sonoro, iluminación y vestuario. Incluso el cartel, obra de David Ruano, capta todo el sentido e intención de la propuesta. Una función tan a contracorriente como el texto exige y que nos recuerda que el arte dramático no sólo se escucha con los oídos, sino a través de la asimilación razonada de los recursos literarios y dramáticos.

Crítica realizada por Fernando Solla

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES