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02.11.2017 Críticas  
Fantasía en euskera

El escritor vasco José Irazu Garmendia, quien escribe bajo el seudónimo de Bernardo Atxaga, publicó en 1988 la novela Obabakoak, que se ha convertido en referente del pueblo euskera y de obligada lectura en las ikastolas del País Vasco.

La compañía Teatro Arriaga Antzokia, bajo la dirección de Calixto Bieito, se ha instalado durante 4 días en el Teatre Lliure de Montjuïc para presentarnos su versión teatralizada de este libro, después de que en el 2005 Montxo Armendáriz también estrenara la película con el mismo nombre.

En Obabakoak (el libro) se reúnen los cuentos de 26 diferentes personajes que se han reunido en la inventada localidad vasca para contar sus vivencias. Todos son relatos donde se mezclan realidad y fantasía. Bieito ha seleccionado algunas de estas fábula para ponerles cara y voz en la obra de teatro que se ha traído al escenario barcelonés.

En esta obra coral, sobre un escenario monocromático con unas pantallas blancas y unos micrófonos colgados del techo como único mobiliario, nos encontramos a los once personajes montados sobre unas bicicletas fijas, que empiezan a pedalear destino a Obaba para explicarnos esas fantásticas historias uno a uno.

Así que, a modo de monólogo, los once actores vascos se turnan para relatar sus recuerdos de infancia, sus aventuras sexuales o sus miedos más interiores. Solo las bicicletas, su ropa y los movimientos de su cuerpo, que en ocasiones dan cobijo a modo de telón de fondo y en otras forman una coreografía de danza contemporánea en toda regla, acompañan a los actores en todo momento. Una cámara tipo GoPro, un pintalabios, una botella de alcohol, una piel de animal y poco más son el único atrezzo adicional que se utiliza.

La obra, estéticamente, es una maravilla. Realmente consigue el poético aroma que seguramente el libro que Atxaga (el cual no me he leído) desprende. Esa mezcla de teatro que evoca a danza en muchas ocasiones es del todo agradable en sentido visual. Le da ritmo a la obra y crea la sensación de conjunto, como si fuera un pueblo (recordamos que Obaba es eso), que le dan calor a cada monólogo.

La interpretación de todos los actores, que se despojan de cualquier tabú sobre las tablas, es realmente fantástica. La convivencia sobre el escenario de animales y seres humanos regala originalidad a un libreto que ya lo es en sí mismo. Todo el elenco está entregado de principio a fin por lo que la intensidad se mantiene durante las dos horas de función.

El único ‘pero’ que le encuentro es que al haberse presentado en euskera con subtítulos en catalán, se hizo un poco larga para alguna parte del público. Pero se entiende perfectamente que no porque la obra no tenga la calidad que se percibe, que la tiene, sino porque mentalmente entiendo que agota ese ejercicio constante, que dura dos horas, de escuchar en un idioma que la mayoría no entiende y tener que estar pendiente de los subtítulos a la misma vez. Por lo que al final se hace un poco larga para los que no hablamos euskera en la sala.

Aún y así, el trabajo de dirección, montaje, diseño e interpretación se confirma como excelente, como todos los que nos trae el Teatre Lliure. Toda una experiencia haber podido ver teatro en euskera, que se agradece enormemente, pudiendo así mantener el idioma original de Obabakoak, la obra que catapultó a Atxaga a la fama.

Crítica realizada por Diana Limones

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