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30.10.2017 Críticas  
Risas musicales de tres en tres

Durante las próximas semanas, en el Teatro Gaudí, podemos disfrutar de la obra musical Tenors, bajo la dirección escénica de Toni Sans, en la que Ezequiel Casamada, Miquel Cobos y Albert Mora, nos muestran una paródica visión que emula el que en su día fuera el espectáculo “Los Tres Tenores”.

En “Los Tres Tenores”, los tres grandes de la ópera Luciano Pavarotti, Josep Cerreras y Plácido Domingo acercaban el género lírico a un público más amplio a través de las arias más conocidas y alguna que otra incursión a la música popular. En Tenors, se va conectando el compendio de piezas líricas a través de secuencias cómicas, donde el reparto consigue una gran conexión con su público a través de miradas, saludos, solemnes silencios, luchas por el propio protagonismo y por supuesto, su voz, para así conseguir dominar las risas y carcajadas de este.

Podría decirse que se trata de una hipérbole en clave de humor de las excentricidades del Divo, que nos brinda la oportunidad de poder reír ante aquellas “manías” de los cantantes del género lírico que en nuestro fuero interno siempre nos parecieron un tanto irracionales y de esa solemnidad que a veces se nos antoja afectada.

Cada uno de los tenores simboliza un registro vocal y un estilo ligeramente distintos. Así, cada uno de ellos da una nota diferente de sabor a la obra. Miquel Cobos consigue expresar la dualidad del artista que se debate entre dos estilos completamente distintos, Albert Mora materializa la sensibilidad del lirismo y Ezequiel Casamada consigue brillantemente encarnar la fuerza y masculinidad propios de la ópera y transmite a la perfección esta exageración de las maneras operísticas antes mencionada.

Otro aspecto muy bien llevado es la relación entre los distintos elementos: el austero attrezzo que consta de tres atriles que, además de estar conectados entre sí, consiguen dar hilo a la obra y a su vez, interactuar con otros elementos como la iluminación, el piano y el propio pianista, que también constituye un nexo cómico importante.

Por lo tanto, nos encontramos con una obra que se viste y se desviste para adaptarse a unos cuantos estilos musicales y que entraña momentos inesperados, que la hacen altamente recomendable para quien quiera disfrutar de melodías armónicas y conocidas y, sobre todo, reír sin tapujos ante lo absurdo, como cuando éramos críos.

Crítica realizada por Ada Morelli

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