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27.10.2017 Críticas  
Un arrebato de pasión italiana

La figura del Don Juan, el casanova implacable, vuelve en este pequeño drama italiano para evidenciar la caída y fracaso de la masculinidad arrolladora, mostrando una humanidad incompleta y carcomida por sus actos. Il ritratto del Don Pasquale llega esta semana a la Sala Fènix de Barcelona.

La tragicomedia se presenta en diversas formas y estilos. Normalmente, cuando uno piensa en tragicomedia, el primer nombre que le viene a la cabeza es el de Shakespeare, con sus canónicos Romeo y Julieta, entre otros. Sin embargo, este contraste entre el humor, ya sea astuto o zafio, con el drama más emocional y existencialista, puede adaptarse y amoldarse en multitud de situaciones y embebiéndose de muchas influencias.

Este es el caso Il ritratto del Don Pasquale, inspirado principalmente en la obra “El convidado de piedra” del escritor ruso Alexander Pushkin, y que a su vez se embebe de la figura del Don Juan, ya presente en la obra homónima “El burlador de Sevilla y convidado de piedra” de Tirso de Molina. Así como en la obra original del autor español, Il ritratto del Don Pasquale muestra este “superhombre”, que aunque aparenta estar por encima de la moralidad, sigue estando a su merced y sigue siendo susceptible al peso que conlleva la responsabilidad de sus actos. A diferencia de las obras anteriores, Il ritratto del Don Pasquale usa a un cuadro en vez de una estatua de piedra, pero el elemento de contraste y de castigo por el comportamiento del Don Juan es el mismo.

Il ritratto del Don Pasquale se presenta con estruendo, con un arrojo de orgullosa sangre italiana. A pesar de que los actores se movían con total fluidez, tanto fuera como dentro del escenario (el público también formó parte de las interacciones de los actores, los actores se hacían presentes en la obra por su voz, en algunos momentos quizás incluso estridentes. Se hacía énfasis en los extremos, ya sea de la pasión, de la ira o de la lástima, y apenas había momentos de respiro en lo que parecía una trepidante comedia de engaño. Sin embargo, en el último momento, cuando el retrato hace acto de presencia, una sombra se extiende sobre la obra, y en el último momento aparece un giro inesperado de introspección y drama que sorprende al público, abandonando todo atisbo de comedia con el que comenzó.

La obra es representada por la compañía Effige, una compañía situada en Barcelona que incluye en su programación varias representaciones en distintos idiomas. En este caso, la obra estaba completamente en italiano. Si bien la obra dispone de subtítulos al castellano para los espectadores que no conocen el idioma, en esta ocasión los subtítulos fallaron. Aunque afortunadamente italiano y castellano no son idiomas tan dispares, el esfuerzo extra que supone conseguir entender el diálogo afectó un poco al disfrute y entendimiento de la obra. Probablemente el público italiano sí que pudo cabalgar las olas de expresividad con las que Il ritratto del Don Pasquale golpeaba una y otra vez al público, pero para el público castellano fue un obstáculo que chocaba contra la fluidez de la obra.

En cualquier caso, fue curioso poder encontrarse en una sala alternativa como la Fénix una obra con tantos tintes clásicos y revitalizando un personaje tan canónico como el Don Juan. Aunque se trate de una reinterpretación, Il ritratto del Don Pasquale abandera aspectos tan únicos como la comedia, la ópera y el fervor italiano, pero al reutilizar la figura del Don Juan también nos hace partícipes de un elemento universal, al menos desde el punto de vista occidental. Si se terminasen de pulir ciertos aspectos, sería una obra digna de mostrarse en todos los teatros de la ciudad.

Crítica realizada por Rubén Recio

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