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16.10.2017 Críticas  
Un musical eléctrico

Tras más de dos años de preparación, el musical Billy Elliot se estrenó la semana pasada en Madrid. Un complejo y maravilloso espectáculo que demuestra que chavales jóvenes pueden llevar el gran peso de un musical de una forma admirablemente precisa.

Billy Elliot es el musical que hace unos años todo el mundo pensaba que sería difícil de ejecutar en nuestro país. La preparación del género musical ha cambiado y cada vez los niños empiezan antes en la profesión. La cantera de El Rey León, Miserables y, ahora, Billy Elliot, lo demuestra con creces.

El espectáculo muestra el asombroso trabajo de preparación que se ha llevado acabo desde hace dos años. Clases de actuación, de canto, de bailes diversos entre los que se encuentra el ballet o el claqué, acrobacia… y todo mostrado en el escenario con una facilidad que parece innata.

Billy Elliot es un sorprendente espectáculo dirigido por David Serrano que impresiona solo iniciarse. No hay número malo, no hay personaje que cojee, es más, tuve serios problemas para escoger qué personaje me impactó más y no pude decidirme. Billy (Pau Gimeno), la señorita Wilkinson (Natalia Millán), la abuela (Mamen García), Braithwaite (Alberto Velasco) o Michael (Beltrán Remiro); todos y cada uno de ellos, muestran un personaje redondo. En cualquier disciplina: actuación, baile, canto… nada cojea. El nivel del espectáculo es alto y no cesa en ningún momento.

Por otro lado, la escenografía del espectáculo es impactante. La aparición de la casa de la familia Elliot me sorprendió como cuando vi Agosto en el Teatre Nacional de Catalunya. El emerger de la casa te dejaba con la boca abierta por su majestuosidad. Aquí, aunque la casa es mucho más pequeña, acorde a la situación familiar de los Elliot, está preparada al milímetro para el musical. Lo mismo ocurre con las escenas en el centro social donde se realiza el boxeo y las clases de ballet, o la resolución de la valla de acceso a la mina.

Aunque el musical es prácticamente idéntico a lo que podíamos ver en Londres o Broadway, parece que este ha rebajado un poco el nivel de tensión que impregnó la huelga de mineros contra el régimen de Margaret Thatcher. La situación vivida en la época es latente en el musical original, aun así, no entiendo porqué parece que esta tensión ha sido rebajada en el musical español. Si bien vemos el nerviosismo y rabia de Tony (Adrián Lastra), no se alcanza a sentir el sentimiento en la gente; se ve y se especifica por guión porqué la gente está nerviosa, porqué van a la huelga y porqué odian a la Thatcher; pero no se siente. Lo mismo ocurre en las escenas que aparece la madre de Billy. Algo que parece ser intrínseco en todos los musicales que se realizan en nuestro país en el que rebajan esta parte más oscura de sus guiones.

Pero hay algo innegable. Billy Elliot es el musical de la temporada. Sorpresivo, mágico, divertido, soñador… Un Must que te levantará del asiento para aplaudir a un elenco que hace las delicias de todo el público asistente.

Crítica realizada por Norman Marsà

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