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07.10.2017 Críticas  
¿Qué precio tienes?

Una escena cotidiana, unos amigos tomando algo y poniéndose al día de sus vidas. De repente alguien lanza una pregunta de esas que dan para horas de conversación: ¿qué preferirías, 100.000€ en mano ahora o un millón en 10 años? El test representa esta situación en un tono de comedia fascinante (y una cena de parejitas la mar de incómoda).

Y tú, ¿qué harías? ¿100.000€ en mano o un millón en 10 años? Una cena entre una pareja y un muy buen amigo de ambos empieza descorchando una botella de vino y la preguntita, que se las trae.

Ellos son David Vert (Héctor), Sergio Caballero (Toni) y Carme Poll (Paula), unos actores excelentes que crean la atmósfera perfecta de una cena en casa de Toni, que goza de una muy buena situación financiera. Héctor y Paula no tanto. Y ahí empieza el debate.

Paula esperaría diez años, Héctor no, y Toni se ofrece a pagar en metálico en ese preciso instante para forzar la situación y ver si la pareja puede llegar a un acuerdo. La situación se va poniendo más y más tensa hasta que llega Berta, la novia de Toni y una psicóloga famosa que es artífice de la prueba: un test que se usa para determinar diferentes perfiles de personalidad. Lo que ella no se puede imaginar tampoco es el alcance de la discusión que ha desencadenado su pregunta.

Ni ellos ni el público, que ve cómo el ambiente de la cena informal se precipita estrepitosamente en medio de medias palabras, miradas de soslayo y reproches. Y así transcurre esta comedia, escrita por Jordi Vallejo y dirigida por Cristina Clemente; entretenida y con un ritmo más bien rápido, llena de giros inesperados y de unos actores que se meten de lleno en sus papeles para llevar al límite a Paula y a Héctor, que ven su relación tambalear por momentos.

El toque psicológico que aporta Berta, con ese punto sabiondo, crea el rechazo del público, que recuerda vagamente a ese amigo que todos tenemos. Pero en resumen, los cuatro personajes muestran su vertiente más oscura, la solitaria, fracasada, arruinada… unas vidas llenas de decisiones erróneas y arrepentimiento, mucho arrepentimiento.

Poco a poco nuestros cuatro personajes van perdiendo la dignidad y quitándose las máscaras, seguramente fruto del vino y de la confianza que se tienen entre ellos después de tantos años de amistad para acabar lanzando un final relativamente esperado pero que molesta como si no lo hubiera sido. Hasta que llega el último giro psicoanalítico para dar por terminado el último acto.

Entre tanta discusión conyugal, un puñado de reproches y muchos principios férreos, una pregunta de base que plana sobre el ambiente durante toda la representación de El test: ¿Qué precio tiene cada uno? Todos conocemos el dicho que asegura que todos tenemos un precio, y hasta la posesión más intangible tiene uno también.

Crítica realizada por Bea Garrido

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