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27.09.2017 Críticas  
Agatha Christie vuelve al Raval a resolver un asesinato

Una vez más, la compañía del Teatre del Raval ha apostado por Agatha Christie para dar vida a sus escenarios. Empiezan temporada estrenando La visita inesperada, uno de los títulos de la escritora inglesa que menos se ha llevado al teatro en Catalunya y que, por tanto, nos da la oportunidad mejor a esta autora.

Como es habitual, sus historias son un enredo de personajes en las que todos se convierten en sospechosos de un asesinato y todos lo parecen todo el tiempo hasta la resolución del caso.

En esta ocasión, nos encontramos en la primera escena con un hombre en silla de ruedas que ha sido asesinado y su mujer con el arma homicida, confesando el crimen. De repente, aparece un extraño que no se cree que haya sido ella la que ha disparado la pistola y propone un plan para hacer parecer culpable al padre de un niño que el difunto atropelló un tiempo antes, al estilo de un crimen por venganza.

Pero la historia se va liando de tal modo que en algún momento todos los miembros de la casa parecen culpables. Desde la madre, hasta la secretaria, pasando por el asistente médico y el hermanastro con problemas mentales del muerto. Hasta los últimos minutos andamos perdidos hasta descubrir finalmente al culpable con el factor sorpresa que Christie siempre imprimía en sus libros.

En La visita inesperada, se ha adaptado este guión a un escenario que el Raval siempre escenifica perfectamente, cuidando los pequeños detalles en mobiliario y estancia. Esta vez, han hecho transcurrir toda la escena en una habitación de la mansión de los Warwick, pero hasta han conseguido la sensación de niebla de puertas para afuera de la casa, como si de la campiña inglesa se tratase. Además, también son muy cuidadosos a la hora de elegir un vestuario apropiado para la época, que en esta ocasión ha estado a cargo de Rafató Teatre. Por lo que el simple hecho de poder disfrutar de esas dos horas ambientadas al estilo y la moda británicos de principios del siglo XX ya es un punto a favor. Y más si es para ver en acción una obra como esta, sobretodo a los que en nuestra adolescencia devorábamos novelas de la novelista anglosajona.

Esta vez dirige Pau Guix a un elenco compuesto por caras ya conocidas de este teatro como Empar López, Muntsa Tur, o el admirado Jordi Coromina quien vuelve a regalarnos una de sus geniales interpretaciones en el papel de Matthew Starkwedder, el desconocido que llega a la casa e intenta descubrir al asesino. Su pasión por el teatro se lee constantemente en su movimiento, su actuación y si a eso le sumamos la grave voz que inunda el teatro en cada unas de sus intervenciones, nos encontramos de nuevo a un gran actor, completo, carismático y versátil.

Y el descubrimiento en esta ocasión viene de la mano de Gerard Clavell, quien es Jan Warwick, el hermanastro del muerto y que nos deja admirados con su genial interpretación, ya que es de resaltar la dificultad del mismo para conseguir hacerlo tan creíble. Su dicción y como decíamos, la interpretación en general, consigue que se lleve de las ovaciones más grandes al final.

Aunque en esta ocasión la obra se hizo algo lenta en algún momento, porque bajó el ritmo más de la cuenta, en general este es un teatro entretenido y divertido y es una apuesta segura para los amantes de clásicos y para disfrutar en familia.

Además, al Teatre del Raval le gusta jugar con el público en muchas de sus obras y en esta ocasión sortean una cena para dos entre los que acierten quién es el asesino antes de que acabe la obra.

En el Raval se ha cometido un asesinato. ¿Te vas a quedar con las ganas de saber quién ha sido? Tienes aún tiempo para ir a descubrirlo. ¡No te lo pierdas!

Crítica realizada por Diana Limones

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