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08.09.2017 Críticas  
Cinco rosas con espinas

El Teatro Marquina de Madrid abre temporada con esta adaptación del libro de 1994 del mismo título, El Florido Pensil (Niñas), en este caso adaptado por Kike Díaz de Rada para la versión femenina. Fernando Bernués y Mireia Gabilondo dirigen esta recreación de la escuela nacional católica de los años 60.

Ambientada en cualquier día de escuela en Madrid del 1959, cinco niñas nos muestran su día a día en la enseñanza que reciben con la ideología nacionalcatólica del primer franquismo, entre cantarinas lecciones sobre las provincias españolas, el carácter de los peninsulares, y el absurdo aprendizaje del catequismo; todo ello bajo el prisma de la nostalgia y la ingenuidad con que estas mujeres del presente se enfrentaron a la realidad que les tocó vivir y en algunos casos, sufrir.

El Florido Pensil (Niñas) tiene un reparto que atraerá a la sala madrileña a todo público que siempre agradece no ya solo pasar un buen rato en el teatro, si no ver de cerca a los rostros que han poblado horas de televisión, y en el caso de algunas de ellas, exitosos pasos por las tablas. Esperanza Elipe, Chiqui Fernández, Mariola Fuentes, Nuria González y África Gozalbes interpretan a estas niñas que asisten al colegio del 2 de mayo, perteneciendo cada una de ellas a distintos estratos sociales, y al crisol de emigrantes que aún sigue siendo Madrid hoy en día. Una realidad que no dista mucho de la actual en muchos de nuestros centros educativos, solo que en la actualidad priman la lógica y la enseñanza, por encima de los valores nacionales imperantes en el momento histórico que se nos describe.

Sería injusto destacar interpretaciones individuales en un reparto tan coral como este, ya que todas ellas cuentan con momentos propios de lucimiento, habiendo sabido extraer Gabilondo y Bernués la gran versatilidad con que cuentan todas ellas, para no solo interpretar a las cinco protagonistas, sino a una serie de personajes que enriquecen la historia y que arrancan las mayores carcajadas del montaje. Son especialmente sobresalientes las escenas de Don Secundino y la Inspectora de la Sección Femenina de la Falange.

El valor didáctico que tiene esta función es lo más sobresaliente de todo el montaje, ya que lo que para muchos ha sido lo que han podido vivir, o para otros es lo que hemos escuchado a nuestros abuelos contarnos, es la generación que aún no es adulta la que mas necesidad tendría de disfrutar este El Florido Pensil (Niñas) ya que los hijos de la Transición no están haciendo el esfuerzo necesario para que la tradición oral traspase ese salto generacional, y en la sociedad actual en la que se está virando no ya a un progreso, sino que asistimos al renacer de muchas ideologías que deberían haber caído en el olvido, considero primordial que nuestra juventud sea consciente del origen de muchos comportamientos que ven en sus mayores, y que son el lastre de esta educación castrada y partidista que describe este texto de Sopeña.

La principal cualidad que cumplía el teatro en sus orígenes, de entregar una enseñanza al público, cobra todo el sentido, permitiéndonos comprobar que queda aún mucho por hacer en cuanto a eliminar ciertas lacras como en las que se centra ese «niñas» del título, para expresar que la situación de la mujer en nuestra sociedad ha mejorado en comparación, pero aún queda mucho camino por recorrer, tanto en la causa femenina, como en otras tantas de sectores minoritarios de la población.

Este Florido Pensil (Niñas) deja un buen sabor de boca ya que estas mujeres del final, a pesar de los predicamentos absurdos con los que crecieron, y una educación tan sesgada, han sabido sobreponerse y tener una vida plena, feliz, y lo más importante, libre.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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