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03.09.2017 Críticas  
Quien juega con fuego se acaba quemando

Dos + Dos es una comedia que tiene su origen en la película argentina dirigida por Diego Kaplan y que ahora David Serrano y Maite Pérez se atreven a llevar al Teatro La Latina de Madrid. Nosotros no podíamos perdérnosla y por ello os traemos nuestra impresión al respecto.

Dos + Dos cuenta la historia de Adrián y Julieta y de Tomás y Silvia, dos parejas de amigos de toda la vida. Estos dos últimos son swingers, o lo que es lo mismo, realizan intercambios de pareja y quieren hacerlo con sus amigos sin imaginar las consecuencias que puede tener. Así comienza esta pieza teatral en la que se nos muestra el desgaste que sufren algunas parejas tras varios años de convivencia y la necesidad de buscar nuevas opciones para despertar nuevamente la pasión y el deseo. La función trata cuestiones cotidianas, por lo que los espectadores pueden llegar a sentirse identificados en ciertos momentos o incluso preguntarse qué harían en una situación similar.

No importa que Dos + Dos caiga en ciertos convencionalismos y estereotipos, estamos frente a una comedia generalmente bien construida que transcurre de manera satisfactoria y con cierto regusto dramático; y es que en estas reuniones de parejas… todo puede pasar.

Para que una comedia así funcione a la perfección tiene que estar interpretada por buenos actores y actrices que no busquen la risa fácil y la carcajada de manera continua; quizá este sea uno de los puntos en los que la adaptación teatral cojea ya que el nivel interpretativo de unos y otros es muy diferente. Daniel Guzmán – clave de esta función- realiza una brillante interpretación y le saca jugo a su personaje que sobresale frente a las correctas y formales actuaciones de sus compañeros de reparto – Miren Ibarguren, María Castro y Álex Barahona-.

Otro punto a tener en cuenta es que se aprovecha inteligentemente cualquier espacio del teatro -incluido el proscenio y patio de butacas- gracias a la notable iluminación de Felipe Ramos y la efectiva escenografía de Mónica Boromello que logra crear una separación de ambientes para asignar un lugar a cada personaje en función de la escena que se esté desarrollando.

En resumen, tal como lo indican los aplausos finales, aunque la obra esté descompensada en determinados momentos puede ser una gran opción para pasar un buen rato en estos calurosos días.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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