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10.08.2017 Críticas  
Una experiencia inmersiva como nunca se ha visto en Barcelona

Desde el 14 de junio, el CCCB junto a Sonar Festival presenta la exposición Björk Digital; una experiencia inmersiva dentro del mundo virtual de la artista islandesa. La cantante nos presenta una experiencia sensorial, casi teatral, de conexión directa.

Entrar en el mundo de Björk es como un intenso paseo por el camino de baldosas amarillas de Oz. Todo puede ser fantástico si accedes a ponerte las gafas de realidad virtual y entras en su mundo virtual del que no querrás salir.

Björk Digital, coproducido por el CCCB, Sold Out y DG Entertainment en asociación con Sónar, no es una exposición convencional, sino un entorno inversivo de realizadas virtual. A lo largo de sus apartados, presenta varios trabajos que la islandesa ha realizado en colaboración con artistas como Michel Gondry, Spike Jonze, Alexander McQueen, Nick Knight, Stephane Sedanaoui, o los más recientes Jesse Kanda, Andrew Thomas Huang, Warren du Preez y Nick Thornton Jones.

La muestra, que se inspira especialmente en su último disco Vulnicura, combina performance, cine, instalación, vídeo e interacción, e incluye piezas audiovisuales producidas con la última tecnología en el campo de la realidad virtual.

Pero, ¿qué podemos disfrutar en la exposición?

El recorrido, que se realiza en grupos de 20 personas (para los cuales has de comprar entrada asociada a una hora concreta) se inicia con la canción Black Lake, en una sala abierta con más de 20 monitores que nos introducen dentro de una zona montañosa de Islandia. Una experiencia sensorial en la que puedes pasear por la sala para disfrutar del cambio sonoro y en que disfrutas de dos pantallas panorámicas que se combinan entre sí. El trabajo, dirigido por el realizador Andrew Thomas Huang se convierte en toda una experiencia de 10 minutos de duración sin igual.

Pero la primera sala es solo una pequeña muestra de lo que se vivirá durante la hora de visita, ya que las siguientes salas que visitaremos nos introducen, aun más, en el mundo digital. A continuación, nos sumergimos en el universo en metamorfosis de la artista; y para ello empezamos con Stonemilker VR. También en colaboración con Huang, asistimos a un recital exclusivo de Björk y la canción que da título a esta parte de la obra. Un recital en el que Björk se desdobla en una tecnología de 360 grados, filmado en una playa remota y ventosa de Islandia. Un soplo de aire fresco que no podemos dejar de disfrutar girando en nuestro taburete ataviados con las gafas de realidad virtual. Tras ello, desearás volver a disfrutar de esta playa remota y lejana.

Seguidamente, accedemos a una segunda sala, del mismo estilo que la anterior, donde disfrutaremos de Mouthmantra VR, una colaboración de la artista con el director Jesse Kanda que nos transporta al interior de la boca de la cantante mientras canta la canción homónima de su álbum Vulnicura. Algo extraño y fascinante a la par.

Y, finalmente, accedemos a una gran sala donde encontramos varias cabinas (con una capacidad para dos personas) donde disfrutaremos de NotGet VR, dirigida por Warren Du Preez y Nick Thornton Jones, donde se nos muestra una Björk transformada de forma triunfal en una polilla gigante gracias a las impresionantes máscaras diseñadas por el artista James Merry. Junto a ella, y cerrando el ciclo de VR, disfrutamos de Family VR, la pieza central de la antología de realidad virtual que se nos presenta en el CCCB. En ella se plasma todo el arco emocional del viaje de Björk, desde la desesperación al empoderamiento. La obra virtual está dirigida por Andrew Thomas Huang.

Para finalizar la asombrosa exposición, encontramos una interesante espacio pedagógico interactivo que permite jugar en una tablet con los instrumentos creados para su álbum Biophilia (2012). Con esta asombrosa aplicación pedagógica del mismo nombre, Björk explora la relación entre el mundo natural y el tecnológico. El público puede discernir ritmos y melodías y componer su propia versión de los temas del álbum mientras aprende con ellos. Una herramienta que engancha que espero no dudéis en probar; ya que podéis estar “jugando” sin parar. Y si sois curiosos, os alegrará la tarde.

En definitiva, el CCCB y Sonar Festival nos han mostrado este año, en colaboración con la artista islandesa Björk, una nueva experiencia en lo que exposiciones se refiere. La realidad virtual de Björk es asombrosa, mágica y empoderadora. La obra presentada es precisa y atrayente. Una nueva forma de exposición que te embelesa desde el primer minuto y que no decae en cada cambio de sala; sino que sigue ascendiendo de forma exponencial hasta llegar al climax en su formato de total inmersión en las cabinas de la última sala.

No lo duden. Entren en la web del CCCB, seleccionen el día y hora en la que quieran asistir y déjense llevar al universo de Björk y Vulnicura. No les decepcionará. Querrán más. Tienen hasta el 24 de septiembre.

Crónica realizada por Norman Marsà

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