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16.07.2017 Críticas  
Meigas y gaitas en el Grec Festival

Se había creado una gran expectación ante la visita de Luar Na Lubre al Grec Festival de este año, como parte de su gira en su 30 aniversario, junto a la no menos atractiva oferta de la veterana banda escocesa, Carpercaillie. Y sin duda no defraudaron en ningún momento.

Desde el primer instante nos envolvimos de una atmósfera céltica con las primeras notas de alguna gaita en pruebas, a medida que se fue llenando la sala Barts de forma prácticamente completa. Para más expectación, en los primeros instantes, ya con los integrantes gallegos sobre el escenario, y estando todo probado y reprobado, apareció de paso alguna meiga caprichosa que no dejaba arrancar uno de los instrumentos pero que, de forma magistral, Bieito supo encajar de forma amable y conciliadora.

A partir de ese momento, el concierto fue subiendo de forma exponencial en interés y musicalidad hasta conseguir que el teatro se entregará sin remedio al buen hacer de todo el grupo, que estuvo tocando en su repertorio temas en homenaje a algunos de los poemas de García Lorca, además de una gran selección de sus mejores canciones recogidas en el álbum que conmemora su 30 aniversario. Reacción significativa por todos los presentes al momento en que sonó «O son Do Ar».

A modo de introducción y de forma muy amena, Bieito nos iba deleitando con algunos comentarios explicativos en un claro gallego que no fue en ningún momento un impedimento para su comprensión y que encandilaba a todos los asistentes con sus anécdotas relacionadas con sus experiencias con los músicos implicados en la elaboración del tema a tocar, incluida la relacionada con Mike Olfield y el grupo. Muy destacable el trabajo de Belem Tajes como solista de algunas de las canciones que interpretó con seguridad y que, incluso, se atrevió a aleccionar al respetable para cantar junto a ella, y que hizo las delicias de los asistentes.

Destacar el trabajo en equipo de los dos grupos en un par de temas finales donde, al unísono, hicieron un trabajo magistral. Carpercaillie tiene una personalidad diferente, con un sonido acústico destacable y la voz más fina de Karem Matheson. El sonido influenciado por el bajo y violín además del acordeón de Donald Shaw, hacen un sonido inconfundible y personalizado que nos permite reconocer de forma clara la marca gaélica del grupo.

Tampoco tardaron en meterse al público asistente en sus bolsillos, especialmente cuando tocaron algunos de sus temas más antiguos y en especial, aquellos a los que les imprimieron un ritmo más trepidante que levantó de los asientos a unos cuantos para dejarse llevar en una danza de acompañamiento en uno de los extremos de la sala. Probablemente se dejaron influir con la aportación ocasional y estelar de una bailarina catalana de danza irlandesa que aderezó los acordes de ambos grupos y que, sin duda, completó un espectáculo inolvidable demostrando el acierto de la apuesta celta para el festival en esta ocasión.

Crítica realizada por Juanjo Duque

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