novedades
 SEARCH   
 
 

18.06.2017 Música  
Pau Casals, In Memoriam

El Palau de la Música Catalana ha sido testigo del concierto de celebración de la primera jornada de la Diada Pau Casals. El violoncelista letón Mischa Maisky, acompañado al piano por su hija Lily, ha ofrecido un concierto en el que se ha convertido en transmisor de la manera de entender el significado de la música del maestro compositor del “Himno de las Naciones Unidas”.

No se trataba de interpretar el repertorio de Pau Casals y, sin embargo, su espíritu parece haber embargado a todos los asistentes al concierto. Durante casi dos horas el mundo parece haberse parado y, por un momento, hemos dejado atrás el ruido exterior. Tan sólo el acto voluntario de pararse a escuchar en silencio sea, probablemente, la mayor reivindicación de la igualdad y la transmisión de valores humanísticos y espirituales que podamos realizar hoy en día. Y, esto, es precisamente lo que ha sucedido aquí.

El programa se ha dividido en dos partes y así lo ha querido demostrar Maisky con su cambio de indumentaria. Del negro y oro de la primera parte al azul eléctrico de la segunda. De Bach y Scumann a Falla, Albéniz, Cassadó y Piazzolla. Barroco y romanticismo para dar paso paso al nacionalismo musical, las reminiscencias formales y estilísticas españolas de la antigüedad y el tango. Una interpretación impecable tanto en ritmo, timbre y armonía. Y, por supuesto, una compenetración musical entre padre e hija total y absoluta.

Mischa Maisky ha captado, con su presencia, toda la carga simbólica de las piezas hasta revelarse como un gran comunicador de los propios sentimientos que le puedan despertar tanto los autores como el maestro Casals. Una búsqueda inagotable e idealizada que va mucho más allá de la mera interpretación de las notas a través de su instrumento. El artista parecía desaparecer ante nuestros propios ojos y, a la vez, sus manos y gestos captaban nuestra atención, magnificando todavía más si cabe la fuerza de las melodías.

Lily Maisky ha recogido el testigo con su piano y, verdaderamente, se ha generado una atmósfera en la que ambos intérpretes se han volcado en la transmisión de las piezas. La escucha mutua y la concentración (e intelectualización) no han restado ni un ápice de calidez y la calidad de la experiencia de los allí presentes ha sido inmejorable. Así se ha demostrado en la entregadísima y larga ovación con el auditorio al completo en pie vitoreando a los Maisky.

Un concierto en el que las dimensiones de las sala no han parecido importar ya que la música ha copado todo el protagonismo y ha llegado a todos los rincones del Palau. Sin movernos de nuestra butaca, nos hemos convertido en una suerte de ciudadanos del mundo. Del interior pero también del exterior. A través de la selección del repertorio hemos viajado tanto geográfica como temporalmente. A través de varios movimientos, épocas y momentos. Un regalo para los sentidos.

Hasta tres bises han ofrecido al finalizar la velada. Con ellos ha llegado Massenet y, cómo no, “El cant dels ocells” de Pau Casals, que no ha necesitado presentación. Precisamente, ese mutis final con el que los artistas han abandonado el escenario se ha convertido en el más acertado homenaje. Nada más que decir, nada más que interpretar, nada más que demostrar. Y al mismo tiempo, lo hemos comprendido todo. La música que nos hace crecer y nos enseña a escuchar y a entender. Algo muy necesario en nuestro entorno más inmediato.

Crítica realizada por Fernando Solla

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES