Una trifulca de ideas y palabras entre dos escritores: uno, bien posicionado y acomodado dentro de un régimen antidemocrático, el otro, disidente que combate contra el mismo. Así se despliega el combate dialéctico de la Protesta.
Dentro de lo poco que sé de teatro y espectáculos, el nombre Václav Hável no me emitía ningún mensaje en particular: nada que me hiciese recordar alguna obra famosa ni ninguna afiliación a las compañías catalanas, españolas e internacionales que recorren el panorama escénico actual. Sin embargo, al leer el folleto informativo que ofrecía el teatro La Seca Espai Brossa antes de comenzar la obra, descubrí no solo era el autor de la obra, sino que además fue el 1r presidente de la República Checa, tal y como la conocemos ahora.
Normalmente en las críticas no se centra tanto la atención en el autor, pero en este caso es importante conocer este personaje para poder entender el tema y el motivo de la obra. Antes de convertirse en presidente del país, Hável fue un activista en contra de la invasión soviética en Checoslovaquia y escribió varios manifiestos, ensayos y obras de teatro (entre las cuales se encuentra Protesta) denunciando las prácticas antidemocráticas del comunismo. La crítica de Hável a la falta de libertad de expresión es uno de los temas principales en sus obras, cosa que también encontramos en la obra que discutimos y que le valió la censura por parte de los soviéticos: Protesta.
En la obra, Stanek (Jordi Garcia Vallés), un escritor y guionista televisivo que goza de fama y prestigio dentro de las esferas políticas, le pide a Hanek (Carles Goñi), un reconocido disidente y escritor recién salido de la cárcel, que firme un manifiesto para hacer presión al gobierno y pedir la liberación de un famoso cantautor protesta, ya que éste ha dejado embarazada a la hija de Stanek. El problema surge cuando Hanek le muestra el manifiesto ya hecho y con firmas de varios autores, intelectuales y demás, y para seguir adelante le pide a Stanek que firme también el documento mostrando su lealtad a la causa.
Al principio de la obra, se ve la pomposidad de Stanek que falsamente intenta disimular la abundancia y la comodidad que le otorga su conformismo al régimen. A pesar de la grandilocuencia del escritor, éste es puesto en jaque por Hanek solamente con un papel y con apenas unas pocas palabras: “si tuviéramos su firma, un gran hombre como es usted, causaríamos más sensación”. Se desarrolla entonces un ejemplo claro de hipocresía, en la que Stanek pondrá todo su empeño para confundir a Hanek y evitar poner en peligro su posición social.
La obra evidencia no solo la situación de censura de la sociedad del momento, sino además la recalcitrante hipocresía de las clases altas y de los vendidos al poder, que enredan y tergiversan todos los argumentos para así poder mantenerse en sus poltronas. A pesar de sus particulariedades de contexto, Protestaes una obra cuya temática se adapta perfectamente a la actualidad. Hay que avisar también que se abstengan de verla todos aquellos que no les agrade la palabrería y el leer entre líneas, pues la visión del autor es demasiado intelectual y, por lo tanto, no da pie a puestas en escena más allá del diálogo, casi monopolizado por Stanek.
Crítica realizada por Rubén Recio
