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29.03.2017 Críticas  
Vívido retrato sobre la des(configuración) de la identidad

Con la llegada a La Seca del último texto de Marta Barceló, no sólo nos encontramos ante una propuesta en la que reconocemos el sello de su autora. Ahondando en su obra, la dramaturga consigue emocionarnos hasta la médula con un espectáculo que tanto por el tratamiento de la enfermedad como por su substrato antropológico, merece el más unánime de los aplausos.

La premisa inicial nos presenta a una protagonista sexagenaria a la que se le acaba de diagnosticar Alzheimer. A partir de aquí veremos las reacciones de distintas personas de su entorno más o menos inmediato y las decisiones que tomará la mujer. Esta parte es tan emotiva como reflexiva, muy bien conducida a través de la ficción. No hay título mejor para una obra como la que nos ocupa que Abans que arribi l’alemany. No desvelaremos el porqué, pero gracias a él y a detalles como que la protagonista se exprese en su idioma “por militancia” trascienden el caso particular para fabular con una enfermedad (quizá tanto o más irreversible) como es la pérdida de identidad cultural y lingüística a causa de una desbocada e invasiva colonización turística. Este subtexto está tan bien introducido que nunca se explicitará y parecerá que es el trasfondo y conocimiento del mundo del espectador el que lo coloca ahí. Genial desarrollo narrativo.

El trabajo a cuatro manos de Joan Fullana y Xesca Salvà sabe cómo servir al material escrito con Barceló para ofrecer una puesta en escena ejemplar que no confunde austeridad con levedad, sino todo lo contrario. El vestuario y caracterización de la protagonista nos da una idea del estatus de la misma con un simple vistazo y en el caso de él, permite que el desdoblamiento en sus múltiples personajes sea totalmente verosímil. La escenografía sabe como asimilar el espacio físico con el mental. De una perenne sala de espera (el símil con la platea del teatro consigue jugar con la supuesta volatilidad de este arte y la pérdida de memoria del personaje principal construyendo una hermosísima alegoría) al espacio vacío en la que con una preciosa dosificación del humo teatral la protagonista deambulará por las alteraciones de su consciencia.

Hay varias escenas memorables, de las que se quedan grabadas en la retina y, especialmente, en el corazón. La puesta en escena tiene mucho que ver, especialmente la iluminación y el espacio sonoro, excepcional y totalmente adecuado al tono y al tempo de la propuesta. Y por supuesta, celebramos efusivamente la enorme labor de dirección de actores de Fullana, así como el regalo en el que la traducen tanto Muntsa Alcañiz como Pedro Mas. Hay prácticamente tantos momentos impagables como escenas tiene la obra, pero si nos quedáramos con uno de ellos, sin duda sería la batalla entre la voz en off y sus imposiciones hacia la protagonista y el conformismo o beligerancia al respecto de Júlia.

En el terreno interpretativo, Pedro Mas aprovecha el desdoblamiento en todos los personajes masculinos con los que topará Júlia y nos obsequia con un despliegue de recursos que no parecen conocer fin con pasmosa espontaneidad. La compenetración con su compañera es absoluta. Muntsa Alcañiz nos obsequia con un trabajo sensible, cuidado y generoso. De algún modo, su entrega sabe elegir lo más importante de todo lo aprendido en su longeva carrera para entregárselo a un público absorto. ¡Y qué voz! Siempre en el tono adecuado. Suave como una caricia cuando debe y más grave cuando toca. Su mirada transmite una profundidad ilimitada en la vida interior de la protagonista. La actriz trasciende el acto teatral para instalarse de manera perdurable e imperecedera en nuestra memoria teatral (y no). Sin duda, al cabo de las décadas celebraremos “Yo vi a Muntsa Alcañiz en Abans que arribi l’alemany”.

Finalmente, nos encontramos ante una obra que llega al espectador por todos los aspectos descritos hasta aquí. Destacando de nuevo a una excelsa Muntsa Alcañiz, valoramos también (y mucho) el peso como documento del momento presente de un territorio (interior y geográfico) del texto y la propuesta. Sin duda, uno de los espectáculos imprescindibles de esta y de cualquier temporada.

Crítica realizada por Fernando Solla

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