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25.03.2017 Críticas  
Percusión y belleza oriental

La Sala Roja de los Teatros del Canal se vuelve más roja aun. Todo el poder y fuerza visuales de Drum Tao, (tambores de los samuráis) invaden cada rincón de la sala. Un increíble y potente espectáculo que nos acerca a culturas lejanas dejándonos asombrados.

He de reconocer que a primera instancia, la perspectiva de asistir a un espectáculo de percusión japonés no era mi idea de un plan fantástico para esta gélida noche primaveral que ha caído en Madrid. Ahora bien, al entrar en la gran Sala Roja de los Teatros del Canal y descubrir a un público expectante y entendido en la materia, me hizo replantearme la idea de que quizá esta iba a ser una interesante velada.

Ante mi total desconocimiento de la percusión tradicional japonesa leí con interés la explicación del programa. Al parecer este tipo de percusión se llama Taiko o Wadaiko. Una síntesis de ritmo, poder y alma. Era el acompañamiento tanto para las batallas como para las fiestas. El ritmo canalizaba toda la fuerza del duro trabajo y suplicaba a los dioses con voz atronadora.

El show que ha llegado a Madrid viene de la mano de la compañía DRUM TAO, creada en 1993, que aparte de dar a conocer la tradición japonesa, quiere ofrecer también un espectáculo moderno. El objetivo se logra con creces. Apoyados en una genial iluminación, y una buena puesta en escena asistimos a todo un recital de ritmos y melodías. No sería fácil aguantar un espectáculo de dos horas de percusión sino se intercalaran preciosas melodías con flautas e instrumentos de cuerda. Algunos de esos momentos son de una belleza sobrecogedora, un silencio reverencial que prepara la sala para el estruendo de los gigantescos tambores. Coreografías ejercitadas al milímetro, con fuerza y dotadas de esa sensibilidad oriental que tanto fascina en occidente. Un vestuario llamativo y unos intérpretes que con una perenne sonrisa se encargan de que el show sea ameno, poderoso y divertido.

Tener la posibilidad de descubrir ritmos y costumbres tan lejanas con solo acercarse a los Teatros del Canal es todo un acierto. El público en pie y la ovación final demuestran que este es un gran show. Un lujo asiático como dirían algunos. Yo, después de mi reticencia inicial he de reconocer que el ritmo me llevó a un viaje totalmente recomendable.

Crítica realizada por Moises C. Alabau

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