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17.03.2017 Críticas  
Esperpento divino

El nuevo Teatro La Encina abre sus puertas a la obra del escritor uruguayo Gabriel Calderón. Bárbara Risso toma las riendas de la dirección de un texto que mezcla surrealismo con esperpento y denuncia. Un experimento de complicado resultado.

Un amplio elenco (algo inusual en este tipo de teatros), da vida a los habitantes de UZ EL PUEBLO. Unos habitantes que verán sus existencias sacudidas ante la “aparición” divina que presencia una de sus habitantes. Grace, la afortunada visionaria, recibirá la extraña misión de asesinar a uno de sus hijos para evitar que el desastre sacuda a todo el pueblo.

Ese es el desencadenante de una serie de esperpénticas e hilarantes situaciones. Todo el pueblo se verá implicado en la misión. Desde el cura al carnicero, pasando por las vecinas cotillas y algo desubicadas, al marido y padre de la criatura que descubrirá una identidad desconocida en él.

No quiero revelar más detalles, a riesgo de destripar las descacharrantes situaciones que se van produciendo. Una escenografía basada en una gran tela roja que une y enreda a los personajes, y que funciona visualmente de manera apropiada. Unos actores que defienden una obra inclasificable. A destacar los papeles de los trasnochados progenitores y el del posible hijo que ha de morir. Un montaje que utiliza todos los rincones de la recién inaugurada sala.

No es un espectáculo fácil, quizá el espectador se encuentre con situaciones difíciles de digerir, sonrisa congelada y algo de desazón. La duración a mí parecer es excesiva y quizá alguna de las escenas necesitarían un poco de bisturí y brío.

La Encina teatro abre con esta obra su intención de ser un puente entre el teatro latinoamericano, en especial el uruguayo y Madrid. Este UZ EL PUEBLO es el primero de estos montajes que esperamos que traigan muchos éxitos al Teatro La Encina.

Si quieren descubrir las reacciones de un pueblo ante una aparición “divina” acudan a la Encina a sorprenderse.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau

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