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11.03.2017 Música  
Ni flamenco ni pop y demasiado de todo

La hija mediana del cantaor Enrique Morente y la bailaora Aurora Carbonell no tiene nada fácil equiparar su tradición familiar siendo además hermana de Estrella Morente. Soleá Morente presenta en la sala El Molino su primer disco en solitario ‘Tendrá que haber un camino’.

‘El sueño va sobre el tiempo flotando como un velero. Nadie puede abrir semillas en el corazón del sueño’, con una versión cantada del poema de Lorca, «La leyenda del tiempo», Soleá Morente empieza la noche augurando buen flamenco con su aterciopelada voz.

Aunque este momento dura poco: en un breve lapso de tiempo se encuentra rodeada de una banda compuesta de un teclista y una guitarra flamenca recién sacados de lo más profundo de Granada, mientras que al otro lado, el bajista, el guitarrista y el batería parecen venir directos del Primavera Sound. Todo un augurio de lo que será la noche: una mezcla demasiado heterogénea de géneros y estilos intentando seguir la estela de Enrique Morente en su celebérrimo trabajo «Omega».

El primer trabajo en solitario de Soleá suena dulce, con un sonido cuidado y con un cierto deje propio del rock independiente granaíno, y es que ha contado con la colaboración de Lagartija Nick, J de los Planetas y La Bien Querida para su LP. De hecho, algunos acordes parecen directamente sacados de «La leyenda del espacio» o «Una ópera egipcia», pero con una voz cargada de tradición y mucho sentimiento (con permiso de Jota).

El escenario para el concierto que ofrecerá la mediana de los hermanos Morente es El Molino en Barcelona. Soleá menciona nada más empezar el especial significado de su presencia esa noche ahí: Enrique Morente había cantado allí mismo unas semanas antes de fallecer; la artista aún se emociona al recordar a su padre. Aunque este momento dura poco, a continuación comienzan los primeros acordes de «La ciudad de los gitanos» de su último trabajo y vuelve la diva flamenca.

Y así Soleá Morente nos propone un concierto peculiar, ecléctico, en el que mezclará unos ritmos más pop rock cargados de efectos y ecos con dejes de flamenco, mezcla con la que ya había experimentado con anterioridad con Los Planetas y Lagartija Nick. La banda se llamaba Los Evangelistas y, con Soleá de vocalista, recorrieron España evangelizando con la música de Enrique Morente desde su más absoluta admiración al ronco de graná.

En este sentido, Soleá siempre ha reconocido que sus raíces están en el flamenco, aunque ella siempre ha preferido explorar otros derroteros musicales. Y así se ha encontrado en una especie de continuación de Los Evangelistas y en un concierto en el que demuestra una y otra vez que se siente más cómoda cantando flamenco que en cualquier otro registro.

Suena otro tema del disco que presenta esta noche en El Molino, «Vampiro» para después continuar saltando del rock al flamenco en un concierto correcto, pero que no acaba de despegar.

El formar parte de una familia con tanto duende puede convertirse en un lastre cuando se quiere abandonar lo establecido para explorar nuevos territorios. ¿Complejo de vivir a la sombra de un apellido? Quién sabe, Soleá escogió homenajear a su padre, trabajar su propio repertorio siguiendo la estela de Enrique Morente, que ya mezcló en un disco versiones de Leonard Cohen y Lorca. No cabe duda de que Soleá ha sabido rodearse de los músicos más renombrados, ya no solo como familia, sino también como amigos y colaboradores de sus trabajos musicales. Veremos qué más puede ofrecernos esta peculiar cantaora una vez sea capaz de despojarse de su propio apellido.

Crónica realizada por Bea Garrido

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