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10.03.2017 Críticas  
No es otro drama adolescente

La madrileña Sala Tú siempre nos da gratas sorpresas a los aficionados al teatro, y en esta ocasión IVÁN, de Javier de Dios, no lo es menos. Este montaje disfrazado tras una apariencia de otro montaje mas sobre adolescentes conflictivos, orientado a un público muy determinado, esconde un drama familiar muy reconocible en nuestro entorno y momento actual.

Javier de Dios comienza su historia con un Macguffin que nos hace estar en suspense durante toda la función. Juanma López es el padre de nuestro protagonista, un hombre que vemos que recurre a la denuncia en la policía, de su propio hijo, por algo que posteriormente sabremos que ha hecho Iván, un chico de 17 años, en su último año de instituto, enfrentado con su profesora de literatura, y que de la resolución o no del conflicto, dependerá todo su futuro.

Creo que podría enmarcar este IVÁN dentro de la oleada de proyectos con fuerte carácter didáctico, y muchos de ellos orientados a la comunidad educativa, con exitosas funciones matinales para colegios e institutos, que están comenzando a poner voz a los conflictos y problemática que todos hemos podido experimentar, en mayor o menor medida, en la adolescencia. Esta concienciación a la sociedad que no porque algo como el acoso escolar, el suicidio adolescente, o el efecto que produce en nuestros jóvenes el desempleo en sus familias, o la crisis económica, sea algo que siempre ha ocurrido y que «debemos pasar» porque forma parte de nuestro aprendizaje, son sucesos y circunstancias anómalas que estamos comenzando a ver que han dejado, y seguirán dejando una serie de secuelas en varias generaciones, que se deben de analizar en profundidad para darles una solución, ademas de voz a aquellos que las padecen.

IVÁN habla del desempleo, del obsoleto sistema educativo que tenemos en nuestro país, basado en conseguir un título a toda costa, sin hacer hincapié en el aprendizaje. La soledad, la incomprensión, el «yo contra el mundo» en la vida o en nuestro entorno laboral, estos y muchos mas son los sentimientos y las circunstancias a las que se adapta un texto en el que se nota una fuerte investigación sobre lo que se habla, y que da pie a que todo el elenco se luzca en sus papeles, con una veracidad e implicación que es de agradecer.

Hugo Guerrero es Iván, el protagonista, y podría llamarse Hugo su personaje y nos llegaríamos a creer que es su vida la que estamos viendo, ya que la proximidad del actor a la edad de su personaje, le dan una pátina de realidad que sobrecoge. Juanma López, el padre, interpreta a ese «pobre hombre», apelativo que no se cansa de repetir Iván, cuyas circunstancias personales le sobrepasan, y entrega una papel dramático con unas lágrimas tan sobresalientes como las de Viola Davis. Laura Sopeña como esa chino novia de Iván, se mete al público en el bolsillo con su gran vis cómica y su gestualidad tan propia de una chica como la que interpreta. Susana G. Burgos, como la profesora de Iván, convence con su interpretación, y nos hace reflexionar sobre las motivaciones de esa profe que «me tiene manía» que todos hemos tenido. Julián L. Montero cierra el elenco como el jefe de estudios de este instituto, con una actuación también sobresaliente.

No deberíais dejar pasar la oportunidad de acercaros a la Sala Tú, y si es posible, acompañados de algún menor de edad, para reflexionar sobre muchas cosas que plantea este proyecto, y forzar ese diálogo con nuestros jóvenes, que tan necesario es, y que sacamos como una de las moralejas de IVÁN, que al final «hablando, se entiende la peña».

Crítica realizada por Ismael Lomana

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