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18.02.2017 Críticas  
Sobre la familia y la distancia de seguridad

La familia, esa institución a la que inevitablemente pertenecemos, sin elegir sus componentes. La familia, esa institución de la que podemos decidir alejarnos pero a la que siempre regresaremos. La familia te puede cobijar o dejar a la INTEMPERIE.

El ambigú del Kamikaze Pavón muda su aspecto para convertirse en la terraza con vistas de Nita. Una terraza en la que se prepara un encuentro familiar. Una terraza desde la que Nita tiene intención saltar al vacío. Una terraza en la que el combate está dispuesto.

INTEMPERIE es el combate dialéctico entre dos hermanos, Nita y Johny. Nita desapareció hace trece años. Una desaparición voluntaria. Una distancia de seguridad ante una familia que la ahoga, donde hay amores malentendidos y hechos que nunca debieron ocurrir. Johny recibe la llamada de Nita. Nita le pide que convoque a toda la familia para una cena en su terraza. Johny, ante la inesperada y sorprendente invitación decide acudir antes de la cena, para averiguar el motivo de tal inexplicable invitación.

Los dos hermanos se enfrentaran a su pasado, recordaran su infancia. La vida marcada por una madre distante y un padre boxeador, pero sobre todo por la presencia del tío Lucas. Entre los reproches por las llamadas no contestadas y las ausencias no justificadas surgirán los secretos. Los oscuros momentos que no tienen explicación. Aflorarán las versiones de cada uno de ellos, las intenciones de Nita están claras. Ella necesita saltar, el amor no entendido la ha ahogado y consumido. Necesita salir a la INTEMPERIE.

Cristina Redondo, autora del texto, toca temas difíciles. No se mencionan los abusos y traumas, pero se intuyen en la segunda capa de los personajes. El tiempo ha ido cubriendo las heridas, pero el dolor sigue latente. Laura Ortega dirige a Andrea Trepat y Juan Trueba que dan vida a los hermanos. Es un combate dialéctico, incluso físico en algunos momentos de la obra. En el pase de prensa se les notó algo nerviosos y con algún exceso que seguramente se pulirá en siguientes funciones. La escenografía planteada les supone algún corte de fluidez. El que tengan que mover el pesado plinton no creo que ayude al desarrollo de la obra, en algunos momentos estamos más pendientes de que la botella y los vasos que están encima del mismo no acaben por los suelos. El esfuerzo es notable y la intención es digna. El ambigú del Kamikaze permite además que los ventanales y la luz exterior den realismo a la escena.

INTEMPERIE deja un sabor amargo. De perdones que no se materializan, de los traumas que nos infligen los seres más queridos. De alejarse para no sufrir, de volver para redimir. De amor mal expresado, de amor mal recibido. De quedarse en la INTEMPERIE como sinónimo de protección. De la necesidad de desenterrar historias aunque esto signifique que se corrompan.

Crítica realizada por Moises C. Alabau

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