novedades
 SEARCH   
 
 

18.02.2017 Críticas  
Un cruel teatro de marionetas humanas

El teatro Fernán Gómez recupera uno de los textos de Mayorga mas representados en el extranjero, ofreciéndonos una emotiva historia sobre el campo de concentración de Theresienstadt y la cruel escenificación de sus falsas condiciones de vida durante la visita de una delegada de la Cruz Roja en 1944.

El prolífico y reputado Juan Mayorga, firma este texto del 2004 sobre el informe de 15 páginas que una delegada de la Cruz Roja redactó después de su visita a un campo de concentración. Lo que allí vio fue un intento de lavado de imagen de la realidad vivida a diario en todos estos campos del terror, tiempo antes del desmantelamiento de los mismos.

Los tres actores, representan sus papeles principales y desgranan una serie de múltiples mas, con ayuda de marionetas de madera que representan a los presos judíos, y su calidad de seres manejados a su antojo por la cruel maquinaria nazi. Elena Rayos interpreta a la frágil delegada de la Cruz Roja, que relata a modo de documental, su visita al lugar. Su sentimiento de culpabilidad por retratar de forma fiel lo que vio, y no confiar en la intuición que le indicaba que había algo mas que el ojo no estaba captando, es ciertamente veraz. Guillem Gefaell interpreta al judío Gershon, elegido por el comandante del campo para ser la voz y la mano ejecutora de todo el plan urdido para «engañar» al mundo. Con una mirada y una obediencia escalofriante, su interpretación está llena de matices y pequeños gestos que llevan la acción a un mas que satisfactorio resultado. Raimon Molins, encargado de la dirección del texto, al igual que de la interpretación del Comandante del centro, nos ofrece un personaje ya visto anteriormente, e interpretado de forma similar, cayendo en el tópico del nazi desquiciado y caricaturesco, que no debía alejarse mucho de la realidad vivida.

El libreto, un claro ejemplo de teatro de autor, que otorga el peso a la palabra recitada, al igual que en otros textos del mismo dramaturgo, cae en la reiteración en los mismos pasajes, pero desde distintos prismas, como el escenario circular y giratorio, que nos hace posicionarnos o, al menos, ver a través de otros ojos, un mismo suceso. Una adaptación del texto para centrar el foco en el drama que se gesta, y que debería tener un final, como el título expresa, «camino del cielo», que transmita a la audiencia ese sentimiento de devastación que nos entregan las últimas lineas pronunciadas, y que debido a todo lo anterior, quedan dispersas y caen en el hastío.

Crítica realizada por Ismael Lomana

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES