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16.02.2017 Críticas  
Entre la ópera y el espectáculo

La mundialmente reconocida compañía La Fura dels Baus toma con su potente imaginario el Teatro Nuevo Alcalá para llevar la ópera CARMINA BURANA al gran público. Despliegue de talento y medios en un show que es una montaña rusa.

La Fura lleva girando este espectáculo desde hace unas temporadas ya. Ahora vuelve a Madrid, a un espacio más reducido del que normalmente nos tiene acostumbrados y con una obertura nueva, bautizada como “overfura”. No entraremos a discutir la innegable calidad de CARMINA BURANA, una de las melodías más reconocibles y potentes del género. Para este montaje además se cuenta con el Coro de la Universidad Autónoma de Madrid que celebra el 50 aniversario de la Universidad.

La puesta en escena es cuanto menos original y en algún momento espectacular. La entrada de los 60 miembros del coro, portando incensarios e instrumentos de percusión y sonido evocadores, llenan el recinto de un aura mágica y de una expectación que corta el ambiente. Somos testigos de todo un ritual de solemnidad. El ritmo hipnótico nos llevara a la pieza más conocida de CARMINA BURANA, “O Fortuna”.

La orquesta está presente en el escenario, si bien envuelta en una pantalla circular donde se sucederán las proyecciones, (algunas con más tino que otras). El coro se sitúa a ambos lados del escenario y desde ahí nos hará vibrar. Pronto el imaginario de la Fura se hará patente. El tanque de agua que se convertirá en vino, la grúa que elevará a la soprano y al barítono. Momentos de gran belleza visual, que son acentuados por la tremenda calidad de los intérpretes. Cantar y emocionar mientras uno es zarandeado con una grúa por encima del público no se me ocurre como tarea fácil.

La duración del espectáculo es la justa. Se agradece ver la orquesta en su conjunto en el tramo final. La dirección de Josep Vicent es impecable y contagia de fuerza a todo el equipo presente. Por poner un pero al espectáculo, me pareció que el escenario se les quedaba pequeño, o que en algún momento las salidas y entradas no estaban del todo controladas. Lo acuso a ser una de las primeras funciones y que el espacio no estaba del todo dominado. El público que abarrotaba el teatro no aplaudió hasta el final de alguna de las piezas, pero no creo que fuera por disgusto, sino más bien, por no romper la magia y la atmósfera reverencial que se crea. De hecho la ovación final fue más que sonora.

La calidad de las propuestas de la Fura dels Baus está fuera de toda discusión. Sus espectáculos remueven al espectador con imágenes que evocan mundos desconocidos. Se le pueden buscar lecturas filosóficas o simplemente quedarse en la belleza y derroche visuales. La calidad del show es innegable. Disfrutar de un montaje de este riesgo es toda una oportunidad. Mi recomendación es que acudan al Nuevo Alcalá, están muy poco tiempo. (OJO SPOILER: si tienen entradas en las primeras filas, vayan dispuestos a mojarse).

Crítica realizada por Moises C. Alabau

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