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31.01.2017 Nacional  
Llega al Real una obra maestra

Sin duda es el acontecimiento de la temporada. Se estrena por primera vez en Madrid Billy Budd, la obra maestra de Benjamin Britten. Desde el 31 de enero, se ofrecerán 10 funciones de esta nueva producción con dramaturgia de la reconocida Deborah Warner.

Esta nueva producción del Teatro Real de Madrid, en coproducción con la Ópera Nacional de París, la Ópera Nacional de Finlandia y la Ópera de Roma está llamada a ser un acontecimiento histórico. La expectación por disfrutar de esta obra maestra es máxima, y tiene toda la pinta de no defraudar.

Un elenco exclusivamente masculino, las voces masculinas del Coro Titular del Teatro Real y un coro de niños (y una niña) integrantes del coro de Pequeños Cantores de la Comunidad de Madrid darán vida a la historia del buen BILLY BUDD, una historia de atracción incontrolable, casi desaforada, de belleza juvenil, una historia donde se reflejan los graves dilemas morales que pueden llegar a alcanzar a un ser humano y la dicotomía entre el bien y el mal.

Benjamin Britten compuso esta ópera a partir del relato de Herman Melville (escritor famoso por su mítica Moby Dick) BILLY BUDD era un relato breve, un poema que ocupaba tres o cuatro cuartillas, en las que BILLY BUDD esposado, en la víspera de su ejecución, condenado por instigar un motín en el barco en el que navegaba, nos relata sus vivencias.

De ese relato Bejamin Britten sacó una obra maestra, que se estrenó en el Covent Garden en diciembre de 1951 con rotundo éxito. En 1964 se estrenó de nuevo una versión revisada en dos actos, que es la que llega al Real esta semana.

El enigmático cuento de Melville – cuya riqueza originó distintas versiones editoriales, un sinfín de interpretaciones y hasta la famosa adaptación cinematográfica de Peter Ustinov- transcurre en un navío de guerra británico, el Indomable, en 1797, durante el conflicto bélico con la Francia revolucionaria. En él embarca Billy Budd, un atractivo y cándido marinero, cuya frescura y belleza son un revulsivo para la tripulación oprimida, desestabilizando igualmente a los mandos superiores – el respetado capitán Vere y el pérfido maestro de armas John Claggart-, desconcertados con los sentimientos contradictorios que les provoca la irrupción del bondadoso efebo en su sórdido mundo. La compleja trama entre los tres personajes y sus relaciones con el resto de la tripulación desencadena el fatal destino de BILLY BUDD, víctima de una perversa maquinación, en un microcosmos infectado por la injusticia, la humillación, la revuelta y el odio.

La orquesta funciona como un personaje más. Britten utiliza la orquesta buscando el color sonoro más apropiado para cada momento dramatúrgico. Y luego está la tremenda escenografía que ha preparado Deborah Warner, quien ha creado un gran espacio escénico y de enorme complejidad técnica, transformando el tumultuoso barco de BILLY BUDD en una inmensa cárcel flotante. Deborah Warner concibe la puesta en escena sin juzgar a los personajes y rehuyendo la separación más simplista entre buenos y malos. La fragata de guerra de BILLY BUDD es una terrible metáfora de tantos espacios donde la opresión y tiranía siembran los instintos más viles e irreprimibles, capaces de aflorar en cualquier momento. Este sentimiento de inestabilidad y tensión latente preside la concepción de la escenografía, una inmensa jaula de cuerdas, donde las escenas se suceden en balanceantes plataformas suspendidas, que sugieren el permanente peligro que se esconde en el seno del universo claustrofóbico de la armada británica. En las fisuras de ese terrible microcosmos emergen sentimientos y pulsiones desconocidos.

Sin duda este BILLY BUDD va a dar mucho que hablar durante las representaciones programadas y será todo un acontecimiento.

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