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27.01.2017 Críticas  
IAIA del 36

En numerosas ocasiones el teatro no se mide por su sala sino por las veces que te hace vibrar, y muestra de ello es IAIA, MEMÒRIA HISTÒRICA.

Una vez más Alba Valldaura presenta en la Sala Fènix un espectáculo del que ya se pudo disfrutar en el 2015 y 2013 en la misma sala, y que se creó en una fase muy inicial en el 2010 en un trabajo de recopilación y estudio de las conversaciones que la protagonista había mantenido con su abuela Mercé.

IAIA es una historia basada en hechos reales hecha con mucha estima hacia el teatro y hacia su abuela. Una obra de la que cualquier abuela estaría orgullosa.

Alba se convierte con IAIA en la creadora, directora y actriz de su obra, a la que le ha dedicado un magnífico trabajo y para ello ha reconstruido los recuerdos de una mujer a la que le tocó vivir por desgracia una epoca muy dura del siglo XX, pasando por una guerra civil, una posguerra de hambre y por pasar el final de sus días en una residencia con una pensión mínima.

Alba consigue una transformación a través de las vivencias de Mercé (la iaia) que supone un increible y constante cambio de registro y para ello utiliza una gran cantidad de herramientas de artes escénicas, con una magnífica expresividad en su rostro, una música meticulosamente escogida con canciones de la guerra y la postguerra, pero quizás el trabajo de guión que más destaque sea el lingüístico, es decir, el glosario de expresiones y frases hechas tan características de una mujer con esas vivencias y con desdencencia maña que le aporta la realidad de la interculturalidad de muchas familias catalanas.

Alba también incluye títeres y sombras chinescas para recrear escenas de violencia y de la guerra civil, sin dejar de lado los personajes históricos que aparecen en la obra, bien interpretados por Alba o indirectamente presentados, como por ejemplo Dolores Ibárruri “La Pasionaria”, Federico García Lorca o Franco, y escenas de películas como “Lo que el viento se llevó”.

IAIA tiene memoria histórica, tiene política, trama familiar, violencia, drama, y se llena de rebeldía con un toque feminista.

La interpretación de Alba Valldaura es teatro en mayúsculas, una transmisión directa de sentimientos y empatías que reflejan un gran trabajo para transformar escenas y que se podrá disfrutar hasta el 29 de enero en la Sala Fénix.

Crítica realizada por Milena Vázquez

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