La Sala Beckett convierte su Sala de Dalt en un mar de ideas ejecutadas a partir de las distintas disciplinas artísticas que componen la dramaturgia de ODISSEUS. La compañía Teatre Tot Terreny se lanza a la aventura de adaptar la epopeya de Homero en un montaje que integra texto, movimiento, gesto y música en una dinámica puesta en escena.
Quimet Pla dirige su propia dramaturgia, elaborada conjuntamente con Pau Matas y Oriol Pla, también narrador de la propuesta. El primer acierto de su trabajo, y que se ha trasmitido a toda la compañía, es el modelo de actualización elegido. La puesta utiliza elementos eminentemente contemporáneos en su código y canal, incluso en el uso del lenguaje o su aproximación a él. Pero el tiempo y contexto de la epopeya se mantienen intactos. Esta conjunción propicia una marcada y logradísima sensación de atemporalidad, que evidencia tanto la validez del título elegido y su vigor hoy en día, como el rigor, acierto, personal singularidad y capacidad de innovación de intérpretes y creadores.
La escenografía conserva prácticamente desnudo el escenario de la sala. Aprovechando el efecto que provoca la situación de la grada central frente al arco o boca con el espacio escénico en medio, la inclusión del público es constante e inmediata. Esta característica también se utiliza para evocar muy acertadamente lo que sucede fuera de escena, amplificando nuestra capacidad imaginativa y la escucha activa cuando el narrador introduce los hechos y los enlaza con los siguientes. El atrezzo de Diana Pla y Núria Solina (también de la compañía) se convierte quizá en el elemento escenográfico más destacado. Si tenemos en cuenta que esta propuesta resulta mayoritaria y magníficamente coreografiada en muchos momentos y que ODISSEUS cuenta con más de una veintena de intérpretes, el espacio debe mantenerse vacío. Los objetos interactúan con los protagonistas y cobran vida a través de ellos con total fluidez. La recreación de Polifemo ofrece uno de los mejores momentos de la velada.
Ambas firman también el vestuario, que muestra esa atemporalidad que comentábamos más arriba, así como permite a los intérpretes realizar el trabajo físico con agilidad y soltura. El trabajo de toda la compañía supone un gran esfuerzo y el resultado es excelente a nivel colectivo y también individual. La integración de los músicos en el imaginario evocado es completa, y tanto la ejecución de las piezas como su convivencia con el texto hablado y la potenciación de las escenas de lucha y las demás peripecias (encuentro con las sirenas, etc.) de una belleza ilimitada. La danza aérea con tela que realiza Oriol Roig (Odisseu) en esta escena es quizá el mejor ejemplo de la capacidad de los intérpretes de integrar todas las disciplinas, sin perder nunca ni el hilo ni el tono del texto y la palabra, elemento primordial en la propuesta. La iluminación, también de Solina, consigue recrear en todo momento lugares físicos y mentales y resulta imprescindible para que la magia de la función suceda antes nuestros ojos sin que adivinemos las costuras o secretos de la misma.
Hay que destacar también la creación musical de Marc Giró y Cèlia Rovira, especialmente en su acompañamiento de las escenas de lucha, ejecutadas con una ilusoria espontaneidad cuya coreografía resulta milimétrica e hipnótica para el espectador. También la labor de Oriol Pla, que desde el primer momento cautiva al público. Por su limpieza y hermosura expositiva al enfrentarse al texto y por su magnífica integración de las aptitudes físicas y su naturalidad para trasmutarse de narrador externo a protagonista (incluso caballo) durante el desarrollo del a función. Capaz de resumir todo el universo del imaginario dramático con una última frase. Un trabajo, el de todos, poco. común en nuestra cartelera teatral.
Todos ellos consiguen que durante los noventa minutos que dura la representación, dejemos salir a los monstruos y miedos que pueblan nuestra imaginación para atraparlos con el conocimiento que adquirimos y articulamos a través de la asimilación del dominio de lenguaje (verbal y escénico) que demuestran todos los implicados en ODISSEUS. La visita a la Sala Beckett resulta no sólo conveniente, sino también retributiva y muy gratificante.
Crítica realizada por Fernando Solla