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22.12.2016 Críticas  
Al ritmo del amor

EL AMOR SIGUE EN EL AIRE es una comedia musical romántica, escrita y dirigida por Félix Sabroso. También se ha convertido en el debut teatral de la conocida pareja televisiva y musical Alaska y Mario Vaquerizo.

Después de un año de gira, el Teatro Capitol de Madrid acoge por todo lo alto esta función que narra la historia de amor de una pareja –Bibiana Fernández y Manuel Bandera- a través de un repertorio de conocidas canciones. La novedad está en que la obra cuenta con dos invitados de lujo: Alaska y Mario Vaquerizo (ambos debutando sobre las tablas) y con nuevas escenas y canciones.

En esta ocasión, realizar la crítica teatral de EL AMOR SIGUE EN EL AIRE me parece una tarea complicada, ya que por un lado vi lo mucho que se divertía la gente (riéndose, aplaudiendo, cantando, etc.) y por otro lado recuerdo cuánto me aburrí yo.

El teatro estaba hasta arriba. La emoción se notaba en el ambiente repleto de artistas que no quisieron faltar a ver el trabajo de sus cuatro amigos. Durante los aproximadamente 80 minutos que duró la función, las canciones se sucedían una tras otra para mostrarnos las diferentes facetas del amor: el coqueteo de las primeras veces, la estabilidad, el aburrimiento, las mentiras, la reconciliación… El público animaba a base de palmas y contribuía cantando durante los números musicales. Es precisamente eso, lo único que puede mantenerte interesado/a, ya que la obra tiene un argumento simple en el que lo que lo más sorprendente es ir viendo si conoces o no las canciones que, por cierto, están bastante bien integradas en el guión.

La escenografía –a cargo de Alessio Meloni- es uno de los puntos fuertes de la obra, el decorado no varía en ningún momento pero todo el conjunto de objetos y enseres que aparecen en el escenario nos permite comprender en qué lugar se desarrolla la acción: salón de la casa, bar, peluquería, etc.

Es evidente que los protagonistas no cantan de maravilla y que el valor de Bibiana Fernández no radica en su voz (que a veces se perdía bajo los instrumentos) ni en su actuación, pero tiene mucha presencia y lo demuestra cada vez que sale al escenario, luciendo diseño de David Delfín.

Mario y Alaska disfrutaron cada segundo que pasaron en el escenario, eso se nota, y pusieron su granito de arena en algunas escenas convirtiéndose en parte de la trama.

En definitiva, creo que es un tipo de teatro para personas que no son aficionadas a éste y que dan más importancia al quién hay sobre las tablas que no al cómo lo hace –mejor o peor- y de qué manera.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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