novedades
 SEARCH   
 
 

15.11.2016 Críticas  
Nada mejor que reír para quitar penas

Quien en su momento disfrutó del ingenio y la comedia inteligente de los (llamémosles) monólogos de Los Modernos, quienes recorrieron el país con diferentes espectáculos, ahora disfrutará también del genial y trabajadísimo show que nos trae uno de los dos componentes del dúo, el uruguayo Pedro Paiva.

Paiva, quien sigue bebiendo de lo que le ha funcionado durante tantos años, monta una función de un solo acto, que hila y entrelaza con una pasmosa habilidad, para hablar de recurrentes temas comunes en los monólogos sencillos, pero que viste con lo que mejor sabe hacer, que es mostrar su prosa y poesía, a veces hablando y otras hasta cantando.

Verdades como puños, juegos de palabras, guiños a la sociedad actual y a toda la historia del ser humano, sonrisas, risas y carcajadas y sobre todo, una brillante facilidad de palabra y de capacidad de encantar al público.

Ha decidido llamar a su espectáculo QUITAPENAS y con la descripción previa, se entiende perfectamente que haya elegido ese sugerente título, pues como decíamos, cualquier tema que se trata de principio a fin se hace abanderando la nota de la risa y la comedia.

Simplemente ayudado de su atril, un par de pequeños instrumentos de sonido, y un sencillo juego de luces, se nos pasa la hora volando. ¡Ah! Y un sillón, que solo utiliza para una pequeña parte del espectáculo en la que, ingeniosamente, cuenta la historia de Pinocho quitando la última letra de cada palabra (¡increíble!).

No hay mucho más que se pueda contar del QUITAPENAS de Paiva. Porque nadie tiene la facilidad de palabra que tiene él para relatar, contar, explicar, esclarecer, interpretar, desarrollar o elucidar. Cualquier cosa que yo intente explicar de las cosas que cuenta, se quedaría a la altura del betún de sus zapatos con tachuelas. En esa sala, brillan él y su chaqueta.

Quienes disfrutaron Los Modernos, que vayan a ver esta función, que les va a encantar. Es más, los que escucharon alguna vez a los primeros, recordarán alguna de las partes del QUITAPENAS, pues ellos las usaban en sus funciones.

Este monólogo no defrauda. Más bien, embelesa y complace, a la vez que te quita las penas y mucho más si encima es de forma inteligente.

Crítica realizada por Diana Limones

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES