Como parte de los actos de conmemoración del centenario del Teatro Reina Victoria de Madrid, el pasado jueves 3 de noviembre se reunió en su escenario a un nutrido grupo de actores legendarios de nuestro país. Un emotivo homenaje que emocionó a todos los presentes.
El Teatro Reina Victoria, con Carlos Sobera como nuevo gerente del mismo, está organizando una serie de entrañables actos para conmemorar su centenario. Entre esos actos está el reconocer y homenajear a actores y actrices de años de trabajo y experiencia. Hace unos meses se entregó la primera butaca homenaje a Lola Herrera, coincidiendo con la reposición de la mítica “Cinco Horas con Mario”.
Para la entrega de las siguientes butacas, este jueves se congregó en un acto calificable de histórico a un amplio grupo de actores de leyenda. Un momento mágico. Pocas veces se puede congregar en un mismo escenario a tantos años de trabajo e historia. La foto de familia la componían actores que son leyenda viva del teatro de nuestro país, y que no deben caer en el olvido simplemente porque su avanzada edad ya no les permite actuar.
Fue emocionante presenciar el reencuentro de muchos de ellos, las anécdotas fluían en los corrillos. Todos tenían cosas que contarse. Subir al escenario del teatro les trajo memorias imborrables, simplemente estaban en su salsa. No podían parar de hablar, la emoción les impedía seguir las instrucciones de los organizadores. Al final, entre emocionados rostros, se consiguió una foto de familia histórica.
Entre ellos se encontraban los cuatro homenajeados de esa tarde: María Luisa Merlo, Luís Varela, María José Alfonso y Juan José Alonso Millán. Los cuatro recibieron las placas que les acreditaban como poseedores de una de las butacas del teatro. Sus agradecimientos fueron emotivos y sentidos. Muchos no podían contener las lágrimas. A lo largo de lo que queda de centenario se entregaran varias butacas más y sin duda serán momentos entrañables.
Desde aquí nuestro enorme agradecimiento a los organizadores de ese tierno y dulce evento. A Carlos Sobera que ejerció de maestro de ceremonias. A su productora que puso en pie el acto y Fila Séptima por su impecable y efectiva organización.
Actos así nos recuerdan que no debemos olvidar de donde viene el teatro que hoy disfrutamos. Esos rostros ya entrados en años son la historia de nuestro arte teatral y no hay que olvidarles. ¡Un bravo por ellos!
