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15.11.2016 Críticas  
Entre la razón y la tragedia

Pablo Messiez reestrena en el Pavón Kamikaze LA DISTANCIA. Obra dura, compleja, inquietante. Un relato difícil que requiere implicación de parte del espectador. Un laberinto ingenioso en el que los recovecos revelan el drama. Trama dura y real.

Nada se intuye fácil en esta DISTANCIA, adaptación de una novela de Samanta Schweblin. Una novela basada en unos posibles hechos reales. Hechos que relatan la intoxicación de una aldea al beber agua contaminada de un arroyo. Los efectos de ese suceso golpearan de lleno a una madre que llega a la aldea junto a su hija, en búsqueda de algo de paz y distancia del bullicio de la gran ciudad. A ella la conoceremos enferma ya, el hijo de la vecina nos guiará por los sucesos que la llevaran a esa terrible situación. Un hijo al que vemos con los terribles efectos de la intoxicación. La búsqueda del momento exacto del contagio, será una búsqueda en los recuerdos de días pasados. Un hilo imaginario que se tensa y se rompe cuando la enfermedad se consolida.

Pablo Messiez es un artífice llevando a la escena textos difíciles. Sus atmósferas son eléctricas, consigue cargar de tensión las plateas. Esta DISTANCIA lo consigue. Es un thriller en el que muy a cuenta gotas iremos componiendo los hechos. El narrador, ese niño que sabemos entre enfermo y fallecido. Entre imaginario y voz guiadora de los hechos es todo un acierto. Una dosis de humor fino en esa curandera que nos arrancará una sonrisa con sus diagnósticos. El drama se abre paso, de manera certera, impasible y sin pausa. Al final la enfermedad latente se muestra cruel.

El elenco formado por María Morales, Fernando Delgado, Luz Valdenebro y Estefanía de los Santos consiguen unas interpretaciones de alto nivel. No es un texto fácil. No son escenas sencillas. Son crudas conversaciones. La escenografía recrea esa aldea verde, que rezuma aire puro, pero que esconde el veneno en el arroyo.

El Pavón Kamikaze la ha programado en la Sala Principal. Deduzco que no era posible programarla en al ambigú, aunque creo que la obra ganaría autenticidad en la cercanía del ambigú. La distancia de la sala grande quizá juega un poco en contra del montaje. Paradojas de LA DISTANCIA. Creo que es una obra que se disfruta en la proximidad.

Quedan pocas funciones para ver una obra distinta, que exige al espectador un trabajo mental continuo para ir encajando las piezas de un cruel rompecabezas. Obra dura, necesaria y por encima de todo, interesante.

Crítica realizada por Moises C. Alabau

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