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15.11.2016 Críticas  
Lo esencial es quererse

El Maldà recupera por segunda temporada una propuesta que resulta un espectáculo insólito en nuestra cartelera. Tanto por su naturaleza como por su ejecución y capacidad alegórica, así como por el calado de las interpretaciones de la pareja protagonista, ESTRANHA FORMA DE VIDA se convierte en un montaje imprescindible y muy significativo.

La dramaturgia de Jèssica Rimblas y Oscar Jarque, también protagonista, es pura orfebrería. De un minucioso trabajo de documentación se ha optado por reducir a lo esencial el esqueleto dramático. A partir de la correspondencia entre Fernando Pessoa y Ofélia Queiroz se ha ideado un texto dicho a dos voces por los intérpretes. No habrá lectura en escena y las interpretaciones no se desarrollarán a partir de la condición de receptor de la pareja, sino en la de emisor. Hay un esfuerzo, prácticamente coreografía, en la gestualidad y movimiento que termina de redondear la propuesta. La voz se convertirá en las manos de cada uno, puesto que los textos se dirán al ritmo de la escritura. Así mismo, la actitud no será reposada y recitada, sino que sobre el suelo de El Maldà la figuración sucederá como si la interactuación fuera real y no epistolar. Gran oficio en la dirección de Joan Maria Segura i Bernadas, tanto con el texto como con los intérpretes.

La escenografía y el vestuario resultan sencillos pero muy evocadores y adecuados al resto de la propuesta. El uso del escritorio y su movimiento es sencillamente perfecto. Lo mismo para el espacio sonoro de Carles López y el diseño de luces de Natalia Ramos y Lluís Serra. En combinación con el precioso espacio visual de Carolina Cabrerizo, el tono del espectáculo adquiere cotas emotivas totalmente espontáneas, sinceras y auténticas. La afectación no tiene cabida en ESTRANHA FORMA DE VIDA.

Hay una significación precisa y preciosa en el tono de la puesta, siempre adecuado a la naturaleza y personalidad artística de Pessoa. El trabajo con los heterónimos y los juegos de palabras constantes, así como su aparición en escena encuentran en Oscar Jarque a su alter ego ideal. La expresividad del actor parece ilimitada y su gusto y sensibilidad para decir el texto trasmiten todo el mundo interior del protagonista, así como su amargura autodestructiva. Sin aspavientos pero con elocuencia. Especialísima interpretación que, sumada a la labor dramatúrgica, nos hacen desear que la duración de la propuesta fuera la original sobre el primer borrador, de cinco horas. No nos cansaríamos de escuchar. No nos aburriríamos al mirar.

Núria Cuyàs es el amor. No hay tiempo para desarrollar en la hora de duración de esta puesta en escena la progresión y detalles que llevaron a la muchacha a tal enamoramiento, así que la actriz debe situarse prácticamente desde el primer minuto en ese estado vertiginoso y funámbulo, a menudo incomprensible. El salto sin red que realiza es un prodigio que merece un capítulo aparte en las crónicas teatrales de nuestra actualidad. Perfecta, precisa, preciosa interpretación. Sentida, espontánea, verdadera. Una dicción que embelesa y una mirada que atrapa y no suelta. Sus momentos musicales, antológicos. Nuestro periplo interior mientras la contemplamos, también. Este trabajo supone un gran regalo, la mayor muestra de amor que un espectador puede recibir cuando asiste a un espectáculo. Muchas gracias.

Una vez más, salimos conmovidos de esta pequeña gran sala que cuenta ya con tres de los espectáculos más destacados de la temporada 2016-17. ESTRANYA FORMA DE VIDA apuntala fuertemente una manera de entender y sentir el teatro como transmisor y código de un mensaje compartido entre intérpretes y espectadores, que se encuentran y se reconocen mutuamente a través de unos personajes. Seres inmortales que, en manos de Jarque y Cuyàs, vivirán eternamente en nuestra memoria y nuestro corazón. Tan eternos y persistentes como nuestra (in)capacidad para amar y sentirnos queridos en igual medida, a la vez. Como la mirada y sonrisa de ella, como la amargura de él ante ella. Como su amor. El de Pessoa y Queiroz. El de Jarque y Cuyàs para con ellos y también para con nosotros. El nuestro para todos ellos.

Crítica realizada por Fernando Solla

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