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20.10.2016 Críticas  
Ni un minuto antes, ni un minuto después

Regresa puntualmente a Madrid, al Teatro de las Aguas en esta ocasión, el musical más puntual de cuantos se conocen y representan. Un sencillo musical, con grandes dosis de humor, intriga, enredo y un misterio por resolver. Un gran show envuelto en un pequeño formato.

LAS NUEVE Y CUARENTA Y TRES lleva ya temporadas dando que hablar. Por allá donde pasa deja un rastro de buenas sensaciones y de buen rollo. Era cuestión de tiempo que volvieran a la capital, y lo han hecho. Todos los jueves de este mes de octubre, están puntualmente resolviendo el misterio del joyero que suena a LAS NUEVE Y CUARENTA Y TRES.

La acción se sitúa en Moscú, en 1910. La madre de la familia Petrova fallece y es enterrada junto a un valioso joyero de oro y diamantes, tal y como era su voluntad. Sorprendentemente, cada noche, a LAS NUEVE Y CUARENTA Y TRES, la melodía del joyero se oye en el Salón de la mansión. Antonina, la mayor de las hijas cree que es una señal del más allá, y decide llamar a su hermana menor, pensando que la difunta quiere reconciliarse con ella. También hace llamar al Señor Jiménez, un famoso parapsicólogo español, que acude a interpretar el posible mensaje de la difunta. En realidad, todos acuden raudos y veloces ante la posibilidad de recuperar el valioso joyero y enriquecerse.

En la mansión también encontramos a un mayordomo con un secreto inconfesable, y a una sirvienta de origen español, que caerá rendida a los encantos del Señor Jiménez. Este es un musical de enredo y comedia. La situación se va enredando y complicando si dejar de lado el humor. Un humor entre pillo y gamberro que provoca descacharrantes situaciones. Las canciones están al servicio de la historia. El autor, Andrés Alemán, y el compositor Manuel Soler, han creado unas melodías divertidas y pegadizas. Con referencias al mundo musical, pero guardando una línea original.

El elenco brilla. Natxo Núñez como Jiménez. María Cobos como Virginia, la sirvienta española. Aránzazu Zárata como Antonina. Gemma García como Nadia y Joselu López como Jacobo el mayordomo. No podría destacar a uno por encima de otro. Están simplemente fantásticos y desarrollando cada uno su lado más cómico. Complicidad evidente entre ellos y eso se nota al presenciar la obra.

Este es un musical pequeñito, pero que crece y crece. Las melodías enganchan tanto que se hace corto. El ritmo es ágil y la duración la justa. Al fin y al cabo estamos ante el musical más puntual.

Cuando uno sale de un espectáculo así, y días después aún puede recordar melodías y estribillos eso quiere decir que el trabajo está muy bien hecho. Sin una producción millonaria, sin decorados impresionantes. Con gran talento, con muy buen gusto y mucho tino, JO Producciones ha creado un espectáculo que agrada y que se agradece.

Ya saben, tienen un par de oportunidades más para descubrir el misterio del joyero de la matriarca rusa. Acudan puntualmente al Teatro de Las Aguas, ni un minuto antes, ni un minuto después.

Crítica realizada por Moises C. Alabau

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