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05.10.2016 Críticas  
La leyenda se queda en intento

Si la sombra de la figura de Eva Perón es alargada, no menos lo es el musical que Andrew Lloyd Weber y Tim Rice compusieron en la década de los 70 y que contiene una de las partituras más endiabladas de Webber y alguna de las canciones más reconocibles del género.

Llega a Madrid, 30 años después de su estreno en la capital, una versión producida por el Cabildo de Tenerife a través del Auditorio de Tenerife. Una versión con algún acierto y varios desatinos.

Reponer EVITA es arriesgado. A pesar de tener una música increíble y canciones reconocibles para el gran público, el musical es uno de esos donde toda la acción es cantada, lo que impone que la historia esté muy bien cantada y que todo el aparejo escénico ayude a que la historia fluya. No es un musical de grandes efectos ni de coreografías continuas, con lo que el peso en los protagonistas es importante.

Jaime Azpilicueta, quien dirigió la exitosa versión que protagonizó Paloma San Basilio, se ha embarcado en la dirección de esta versión. Al parecer ha querido quitarse la espina que tenía clavada, cuando hace treinta años, la censura, y la situación política del país no le permitió dar rienda suelta a sus ideas sobre la mayor arribista de Argentina. Esperaba yo encontrarme algo transigente, innovador, rompedor, una EVITA de rompe y rasga, como imaginamos que fue Eva Duarte de Perón. Pues bien, no me lo encontré. Encontré mucha intención mal dirigida, fuerza mal usada, y un desaprovechamiento total de los medios al alcance de la producción.

No vamos a entrar a juzgar la figura de EVITA, que cada uno saque su conclusión. Vamos a centrarnos en lo que nos gustó y lo que no de la producción que se presenta en el Nuevo Alcalá. El peso de esta producción lo lleva sobre sus hombros Inma Mira. Una excepcional cantante que se esfuerza de lo lindo en llegar a las difíciles notas de la partitura de EVITA. Inma está bien, el esfuerzo que hace es titánico, hay errores de dirección que la obligan a levantar escenas planteadas desde un prisma ilógico, y aun así logra sacarlas adelante. Incomprensible playback en la arenga que sigue al himno “No llores por mí Argentina”. Consigue ese playback echar por tierra una de las mejores escenas y momentos de todo el musical. Pero no puedo reprocharle nada a Inma, ella está bien, muy bien y eso hay que reconocérselo.

Jadel tiene a su cargo el personaje del Che. Ese personaje que está en escena casi todo el montaje, que tiene la misión de contarnos la historia, tiene que tener un empaque que aquí falta por los cuatro costados. Jadel es un cantante pop, pero de ahí a que nos sirva de narrador hay un abismo. Su dicción no es para este papel, y aunque lleve meses interpretando este personaje, no parece que lo haya interiorizado. Un musical no es un concierto. Ignasi Vidal en el papel de Perón está rígido y encorsetado, se le nota incómodo. No puedo negar que su voz e interpretación merecen nota, pero no explota, está como de paso por la escena. El resto del elenco se afana por sacar adelante un buen espectáculo, pero las carencias saltan a la vista constantemente. Entiendo que se han querido suplir algunas de esas carencias con coreografías innecesarias, pero no ha funcionado. Sirva como ejemplo la escena del vals entre Eva y Che, de golpe tenemos a unas parejas por ahí al fondo bailando. No aportan, restan.

La escenografía es sencilla. Los tiempos que corren no dan para caras escenografías. El uso de la gran pantalla del fondo a veces se convierte en abuso. La iluminación de esa pantalla es tan potente que acaba por comerse literalmente muchas de las escenas. Un tremendo error de iluminación.

Ahora bien, tener EVITA en Madrid es toda una oportunidad de ver un musical de los clásicos. Una maravillosa partitura que suena potente. El coro consigue erizar el vello. Los niños que cantan fantástico y que consiguen una ovación de la platea y que incomprensiblemente solo aparecen tres minutos en escena. Digo yo que teniendo ese coro, pues démosle algún otro momento. Se han recortado escenas y canciones, pero no entiendo que se hayan recortado canciones de ese coro de niños. Aun así, siempre es una buena idea ver un musical de este calado en un gran teatro, con su orquesta en directo y un elenco que se esfuerza.

A esta EVITA quizás le viene un poco grande Madrid, pero con unos cuantos toques maestros podría brillar y emocionar. Ahora lo intenta, pero no lo consigue.

Crítica realizada por Moises C. Alabau

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