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05.10.2016 Críticas  
Apto para optimistas

El verano ha acabado pero no el buen tiempo, así que siguen las ganas de disfrutar de comedias frescas, desenfadadas y sin demasiadas pretensiones, que amenicen las calurosas tardes madrileñas. Una buena opción es EL SECUESTRO, escrita por Fran Nortes y dirigida por Gabriel Olivares.

A pesar de ser una comedia, EL SECUESTRO trata un tema agrio que llena la actualidad política de nuestro país: la corrupción. Así que, mirando un poco más allá, podemos hablar de una obra crítica, con cierta carga social que según palabras del autor “nace de la necesidad de reírse de uno mismo y de la adversidad”. Refleja los verdaderos intereses políticos, la corrupción y la impunidad que siempre acompaña a ésta; es por eso Paco -el protagonista de la obra- decide tomarse la justicia por su mano cuando están a punto de cerrarle su puesto de carnicero, en el que lleva trabajando toda la vida, del Mercado de La Latina.

EL SECUESTRO está interpretada por Leo Rivera, Jorge Roelas, Fran Nortes (sí, un hombre polifacético), Diana Lázaro y Carlos Heredia.

La primera parte de la obra es algo más lenta y no consigue atrapar al espectador hasta la mitad de la misma, aunque el interés va aumentando a medida que entran en escena la hermana –Diana Lázaro- y el cuñado –Leo Rivera- y van cogiendo protagonismo. Ambos se meten al público en el bolsillo, demostrando con sus respectivas actuaciones que tienen talento para la comedia. Son los que consiguen arrancarnos alguna que otra sonrisa.

Respecto a la puesta en escena cabe decir que toda la función se desarrolla en casa de Paco –en su salón- por lo que la decoración no varía en ningún momento. Los cambios en la iluminación tienen importancia únicamente en un momento concreto de la obra en el que logran que todo obtenga un mayor realismo; el resto del tiempo pasan completamente desapercibidos, o yo no fui consciente de ellos.

EL SECUESTRO es una comedia recomendada a aquellos que intentan no tomarse la vida en serio a pesar de estar inmersos en situaciones políticas y sociales que nos invitan pensar de manera pesimista. Un humor sin cinismo, simple, sin mayor aspiración que hacer pasar un rato agradable.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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