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26.09.2016 Críticas  
Pedacitos de historias

“La vida va de necesitar. Eso es la vida. Todos necesitamos cosas. La gente necesita cosas. Quiere y pide. Necesita. El mundo necesita. De eso va la vida… de necesitar”. Así comienza LA NECESIDAD DEL NÁUGRAFO, espectáculo dirigido por el joven dramaturgo Pablo Canosales.

Fui al teatro Alfil de Madrid a ver esta propuesta en clave de comedia, que viaja por diferentes momentos de la vida de diversas personas. ¿Qué me encontré? 4 actores, 12 sillas, 16 historias, 40 personajes y todo ello durante 80 minutos.

Sí, tres actores y una actriz que hacen un gran trabajo de interpretación dando vida a múltiples personajes, sin tomarse ni un respiro mientas están continuamente colocando de un lado a otro, moviendo por todo el escenario y con exquisita precisión, las 12 sillas que forman parte de la puesta en escena; es un bonito efecto que va cambiando según la narración de la obra. Ellos no necesitan apenas cambios de vestuario para transmitir desde las tablas. También dieciséis historias, más que historias comienzos de ellas, momentos clave que nos invitan a reflexionar o imaginar qué ocurre antes o después; situaciones llenas de todo tipo de emociones y sentimientos que no dejan indiferente a nadie.
Todo ello a buen ritmo, sin parar ni un momento, por lo que los 40 personajes que aparecen a lo largo de la función se suceden unos a otros sin apenas pausa. Quizá precisamente eso –pausas- es lo que he echado en falta cuando cambian de un personaje a otro, unos pocos segundos que nos permitan saborear lo que acabamos de ver y así poder digerirlo. Es fácil soltar carcajadas a un ritmo frenético pero no es tan sencillo tragar saliva en las escenas dramáticas. Debería adaptarse un poco la velocidad en función a los sentimientos y emociones que se ponen sobre la mesa.

Un detalle que ayuda a seguir el vertiginoso ritmo de la obra es el hecho de que los actores cambien, además del mobiliario anteriormente mencionado, un cartel que indica el nombre de la historia que se está representando. Quizá me surge la necesidad de unir, de un modo u otro, todo aquello que se muestra velozmente frente a nosotros. Atracción entre amigos, despedidas agridulces, fiestas que acaban en peleas, inseguridades mostradas al hacer nudismo en una playa, guerra, etc. Multitud de temas que nos trasladan de anécdota en anécdota.

LA NECESIDAD DEL NAUFRAGO es una buena manera de llegar al público y no deja indiferente a aquellos que asisten a ver la función.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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