Antonio Díaz, más conocido como El Mago Pop, finaliza funciones de LA GRAN ILUSIÓN en el teatro Tívoli de Barcelona esta semana. Un espectáculo que hace que conozcamos un poco más al mago mientras nos muestra sus grandes ilusiones y aspiraciones.
La magia de Antonio Díaz es sencillamente mag-nífica (perdonarme el chiste gráfico). Su forma de explicarla, la proximidad con el público y su saber hacer sobre el escenario, hace que nos introduzcamos de lleno en un espectáculo que embelesa.
Su forma de presentarse es sencilla. Un mago joven que aspira a ser uno de los mejores trabajando en sus ilusiones. Ilusiones que traducimos en aspiraciones y en su técnica como mago. El trabajo duro está ahí y se hace notar. Y se nota que los años de televisión han curtido al personaje. Varios programas con Buenafuente y su programa en Discovery Channel me dará la razón más adelante en esta crítica.
Personalmente, pude conocer a Antonio Díaz hace unos años. Concretamente cuando formaba parte de un dúo magistral llamado “Abozzi”. Su magia, que pude disfrutar en el festival de magia de Terrassa hará como casi 8 o 9 años, me dejaba perplejo. Ahora Antonio ha crecido y va por su cuenta. Su personaje ha mejorado y sus ilusiones son más grandes; algo que a mi parecer, hace perder un poco la esencia con la que empezó.
Tras varios años de intentos en el mundo de la prestidigitación, he podido descubrir que la magia que me gusta y me vuelve loco es la que no te esperas. La que te hacen a un metro de la cara, la que en un momento te deja con la boca abierta y no sabes de dónde ha salido. En ese caso, Antonio Díaz tiene varios trucos geniales. El que más recuerdo de este espectáculo es el de la historia con la baraja de cartas. Una historia loca que se va complementando con las cartas que Antonio va mostrando sobre la mesa. ¡Impagable!
Pero si he de decidirme sobre uno, el que más me fascinó fue el juego con la ayuda de la aplicación Siri. Uno de los primeros que aparece en el espectáculo y, a mi parecer, el mejor de todo el show. Totalmente inesperado. ¡Bravo! La interpretación del mago en este momento es perfecta y te dejará pensando, durante los trucos siguientes, cómo ha podido hacer eso. Una retahíla de mini trucos que puestos uno tras otro hace que no dejes de asombrarte.
Pero obviamente, y el nombre del espectáculo lo indica clara, las grandes ilusiones no faltan. Aunque a mi parecer, exceptuando la desaparición del mago y su aparición en otra parte del mundo (maravilloso truco donde los haya), el espectáculo no muestra nada nuevo en este rango de ilusiones. Algo que hubiese querido disfrutar de la mano de un mago que apunta muy alto.
En definitiva, si no has visto nunca a Antonio Díaz, ya toca acercarse al teatro Tívoli de Barcelona para disfrutar de uno de los mejores magos que tiene este país. Tienes hasta este fin de semana. Ven antes que desaparezca (sí, otro chiste de magos; que le vamos a hacer).
Crítica realizada por Norman Marsà
